La paciente con el "hematoma de anteojos" vivía en Altamira, un pueblo en las zonas bajas de los Andes venezolanos. Ella tenía el codo derecho hinchado que alcanzaba casi el diámetro de una articulación de la rodilla. En la piel de este codo se encontraron dos pequeñas heridos puntiformes que están situadas una por encima de otra y corresponden a la mordedura una serpiente.
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