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Hoja Electrónica

Textos del Taller Abrir las (J) Aulas (julio, 2001)

LA CARTERITA DE FORMOL

Hermes Vielma

Yo estaba con mi hermana Miya, la mamá del compadre Nano, un domingo como a las ocho de la mañana, entonces llegó mi compadre con una pata de res y una panza para hacer un mondongo. Nos tiró el bojote en la mesa de la cocina, él ya andaba medio jalao. Se fue para la esquina a seguir bebiendo y nosotras nos pusimos a limpiar la pata y a lavar la panza. Cuando terminamos, yo cogí para el cuarto a buscar plata para mandar a comprar unos cambures y Miya se quedó sola hablando pistoladas, lavando unos trastes en la cocina. Mirá, como si fuera ahorita que estoy parada aquí, chico, entro mi compadre como llorando y asustado, pegando unos berracasos: Mamá, mamá, me envenenaron, me envenenaron... Yo creía que era de la pisca, aquel hombre estaba colorado, se fue para la nevera y agarro una botella de agua y se la amarró completica, se fue para el patio, se metió el dedo y empezó a vomitar. Decía que tenía que vomitar porque había tomado formol.

¿Cómo es esa vaina?, preguntamos. Le dimos agua tibia con sal y aquel hombre más hacía por vomitar. De pronto se sentó y se agarró la barriga, empezaron a darle ataques, ¡uyyy dios mío¡ hubiera visto cómo torcía las manos, se le marcaban las venas del pescuezo. Y aquél poco de muérganos mirando... Miya les pegó un grito para que lo recogiéramos y lo lleváramos para la medicatura. Todavía cuando lo pusieron en la camilla y el doctor preguntó qué le había pasado, el compadre lo que hizo fue pedirle más agua, como si se estuviera quemando por dentro, chico, fue entonces cuando le dijimos al doctor que había tomado formol. Le pusieron un suero y lo mandaron para el hospital en la ambulancia. Miya le sobaba la frente y yo le iba sosteniendo el frasco del suero, pero ya para qué, como a los diez minutos echó una roncada tan fea que ahí mismito quedó muertecito. El enfermero que iba con nosotras lo revisó y dijo que se había muerto, ah rigor, Miya lo que hizo fue abrazarlo y llamarlo, entonces el enfermero le avisó al chofer, hablaron un rato, y seguimos para Valera. Cuando llegamos al hospital, el doctor leyó el papel que le dio el enfermero, se metió a la ambulancia, lo examino y lo mando para la morgue. Ahí nos dijeron que había que esperar que lo viera el forense. Nosotras nos fuimos para la funeraria y allá lo llevaron en la tarde. La PTJ subió como tres días seguidos, pero a puro preguntar tonterías, porque finalmente nunca supieron nada. Más bien nosotros supimos que uno de esos carajos que estaba ese día en la esquina se puso a curar unas espuelas con formol y mi compadre, pues rascao, agarró la cuartera que estaba detrás de un bloque y como hasta la mitad de formol y se la metió en la cintura creyendo que era miche Luego se fue para un chao a orinar y de allí fue que salió corriendo para la casa. Ahora, lo que nosotros nos preguntamos es por qué llegó diciendo que lo habían envenenado.

 

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