Sexo en(tre) blanca y negro

Abstract

El interés y la paranoia que despertaban el contacto interracial en las sociedades coloniales del Nuevo Mundo pueden ser estimados en su justa dimensión si se piensa que en la colonia francesa de Saint Domingue fue elaborada una taxonomía racial que abarcaba 128 divisiones entre blanco y negro. En la mitad de esa clasificación estaban los mulatos, los hijos de blancos puros y negras puras. A un paso de la cima estaban los sang-mêlés, que tenían 127 partes de sangre blanca y una negra, la mácula de origen que hacía de ellos personas de color, es decir, racialmente inferiores. Toda esa genealogía interracial se desprendió de un mismo hecho: la atracción que ejercían las mujeres de color sobre los hombres blancos. Esa es la norma de la libido colonial. Nuestra contribución versará sobre las “anomalías” eróticas, psíquicas y políticas derivadas de la violación de esa norma, es decir, abordará las consecuencias del sexo entre una mujer blanca y un hombre negro. C.L.R. James, William Faulkner, Frantz Fanon, Dany Laferrière y Andrea Levy nos ayudarán a ilustrar lo que supone esa anormalidad erótica en términos de imaginario.