Próximamente estarán disponibles secciones que preservan el testimonio de
este destacado miembro de la ULA.
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          Semblanza:
          Al entrar a la casa de Raúl  Estévez se tiene la sensación de estar dando unos pasos por la historia de su  vida. La cocina dice mucho de su abuelo, un emigrante italiano famoso por sus  salsas. En   un pasillo se encuentra un retrato de gran formato del escritor  Aquiles Nazoa,  mentor de las fantasías de la niñez y que el  destino lo trajo cuando se casó con su madre. Un par de tambores, un cuatro y  un furruco se ven desde otro rincón,  recordando  que este físico de oficio tiene una vena musical heredada a través del apellido  Estévez. Al fondo está la biblioteca, en la que Raúl ingenia su propia manera  de hacer ciencia con pertinencia: promoviendo la investigación y la divulgación  acerca de la gestión de riesgo y los terremotos en Venezuela. 
            
  En toda familia existe una oveja  negra, pero Raúl resultó ser un espécimen más exótico entre tanta existencia que  vive para la creación: una oveja científica.
           
          Curiosidad:
          El 5 de enero es día de fiesta en casa de los Estévez.  Cumple años Raúl y amigos y familiares se juntan con la mejor excusa que  conocen. En la cocina está a la cabeza el hijo mayor de Raúl, el chef Sumito  Estévez, preparando sus mejores platos sin las cebollas que detesta el padre. En la sala están los músicos que  cantan por última vez las parrandas que amenizaron el diciembre que acaba de  terminar. “Todo se arma con muy poco esfuerzo. Los músicos vienen porque saben que en la casa  habrá buena comida y a los que cocinan los convenzo de que habrá buena música”,  dice Estévez demostrando cómo pequeñas estrategias generan grandes resultados.
           
            Fecha destacada:
          1965
          Raúl Estévez culmina su licenciatura en Física Teórica en la Universidad “Patricio  Lumumba”, Moscú, URSS. Había llegado a la antigua unión comunista, con tan sólo  18 años en 1959.