Revista de Bioética Latinoamericana / 2017 / volumen 20 / Página 77-103 / ISSN: 2244-7482. Rev Bioet Latinoam 2017; vol 20: 77-103 CONFLICTO EN EL QUEHACER UNIVERSITARIO INVESTIGATIVO: DESARME Y RECONSTRUCCIÓN PARA UNA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA EN SALUD EN CLAVE DE QUIENSER UNIVERSITARIO CON EL SUJETO POPULAR VENEZOLANO. CONFLICT IN THE UNIVERSITY RESEARCH ENDEAVOR: DECONSTRUCTION AND RECONSTRUCTION FOR A SCIENTIFIC HEALTH RESEARCH IN TERMS OF THE UNIVERSITY “WHO TO BE” WITH THE VENEZUELAN POPULAR SUBJECT. Luis Alexis Díaz 1 Fecha de recepción: 20.11.2016 Fecha de aceptación: 09.04.2017 RESUMEN Dentro de la corriente epistémica descolonial y de la complejidad, interpreto mis vivencias en el quehacer investigativo del docente y el estudiante universitario, en conjunto con lineamientos teóricos del positivismo, la acción comunicativa, la posmodernidad y el conflicto, desde la situación que éstos enfrentan de cara a las necesidades de investigación científica en salud vividas por el sujeto popular venezolano, usualmente denominado “el pueblo”, y en un lugar de convivencia comúnmente denominado “el barrio”. Tras visualizar una diferencia teórica que podría complementar dicho quehacer investigativo, propongo explorar orientaciones dirigidas a develar la necesidad de culturizar el quienser universitario como respuesta a dicho conflicto, que incorpore al docente, al estudiante y al pueblo como sujetos necesitados de descolonialidad, todos como unidades vinculantes en la investigación científica universitaria, con énfasis en el sector salud, lo cual está íntimamente relacionado con~vivir~con. La unidad hermenéutica comprensiva delimita propuestas tales como la conversación cotidiana junto a la practicación investigativa, reconociendo que el quehacer universitario moderno no es suficiente para lograr vivir con independencia, que representa un conflicto actual con necesidad de debate, y junto a éste debe incorporarse el quienser universitario con especial atención en el quienser del pueblo, como unidades complejas y complementarias. 1 Docente e investigador asociado de pregrado y postgrado de la Escuela de Salud Pública y Desarrollo Social de la Universidad de Carabobo. Calle Mariño. Casa 7-60. Parroquia Fraternidad, Municipio Puerto Cabello. Puerto cabello, estado Carabobo. Código Postal 02050. Correo electrónico: luis9alexisdiaz@gmail.com Licenciado en Educación Mención Inglés. Magister en Investigación Educativa, cursante del Doctorado en Ciencias Sociales Mención Salud y Sociedad de la Universidad de Carabobo, Venezuela. Disertante en numerosas ponencias tanto de carácter nacional como internacional. Es autor de los libros “Visión Investigativa en Ciencias de la salud (Énfasis en Paradigmas Emergentes)” y “Manual Autoinstruccional para la Práctica de la Morfosintaxis en Inglés Instrumental de Enfermería y Otras Áreas de la Salud”. Es miembro del Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico de la Universidad de Carabobo, Valencia. Venezuela. Fecha de realización: 15 de septiembre de 2016. 103 CONFLICTO EN EL QUEHACER UNIVERSITARIO INVESTIGATIVO: DESARME Y RECONSTRUCCIÓN PARA UNA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA EN SALUD EN CLAVE DE QUIENSER UNIVERSITARIO CON EL SUJETO POPULAR VENEZOLANO Luis Alexis Díaz Palabras clave: quehacer investigativo universitario, quienser universitario, conflicto, sujeto popular. ABSTRACT Within the decolonial as well as complexity approach, I interpret my experiences in the research endeavor of the university professor and student, in conjunction with theory guidelines such as positivism, communicative action, post-modernity and conflict, from the situation these confront to the needs of scientific health research experienced by the Venezuelan popular subject, usually referred to as “the people”, and at a place of coexistence, commonly referred to as “el barrio”. After visualizing a theoretical gap that might complement such research endeavor, I suggest to explore orientations aimed to unveil the need to raise the university “who to be” in response to such a conflict including the professor, the student and the people in need of decolonization, all of them as binding units in the scientific research, with an emphasis on the health sector, which is closely related with~living~with. The understanding hermeneutic unit defines proposals such as the everyday conversation alongside the research “practices”, realizing that modern university endeavor is not enough for achieving independent living, that it represents a present conflict with the need for debate, and alongside this must be included the university “who to be” with special attention to the people´s “who to be”, as complex and relational unities. . Keywords: university research endeavor, university “who to be”, conflict, popular subject. 78 Revista de Bioética Latinoamericana / 2017 / volumen 20 / Página 77-103 / ISSN: 2244-7482. Rev Bioet Latinoam 2017; vol 20: 77-103 INTRODUCCIÓN En el mundo complejo de hoy, la realidad social y las diversas categorías, elementos o dimensiones que la componen deben verse como una totalidad. Así vista, Jaime Osorio (2001) argumenta que una vía para su conocimiento se puede orientar por una decantación a través de niveles de análisis de tales dimensiones (desarme) que permitan la desestructuración de esa realidad. Asimismo, todo lo anterior debe permitir un elaborado análisis posterior para una interpretación comprensiva o cierre hermenéutico unitario que permita una nueva mirada (reconstrucción). Añade el autor que para lograr -desde la perspectiva que preocupa a las ciencias sociales- ese proceso de desarme o desestructuración de la totalidad de la realidad social existen tres dimensiones fundamentales con sus respectivos niveles de análisis, a saber: dimensión espesores o capas (nivel superficie, nivel medio, nivel profundo) dimensión temporal (tiempo corto, tiempo medio, tiempo largo) y dimensión espacial (local, regional, macroregional)” (ob. Cit. 39). Desde esta proposición y para conocer el fenómeno del conflicto del quehacer universitario venezolano en materia investigativa en salud entretejo el hilo argumentativo del presente ensayo en lectura crítica del positivismo y a la acción comunicativa como teorías sociales explicativas del objeto de estudio, e identificando al mismo tiempo las dificultades que desde ellas ha representado su abordaje. En el mismo sentido incluyo la posmodernidad como teoría social comprensiva que permite no sólo desarmar la visión del asunto frente a las anteriores sino que se erige como orientación y que, en definitiva, permite reconstruir otra mirada para una investigación científica en salud en clave de quienser universitario con el sujeto popular venezolano en el barrio. La gente que mayoritariamente convive en tales locaciones entra también como eje central del objeto de estudio, la cual, entre otros, la represento también con el sintagma “pensando para mis adentros”. La veo y la represento en el imaginario de este texto como la gente menos favorecida por el quehacer universitario del docente y el estudiante investigador universitario en salud. En afinidad con la misma idea se encuentra el lenguaje asumido como de la complejidad y de la descolonialidad –a razón del fenómeno expuesto- y las formas que uso para entretejer el sentido de lo que deseo transmitir. La apuesta 103 CONFLICTO EN EL QUEHACER UNIVERSITARIO INVESTIGATIVO: DESARME Y RECONSTRUCCIÓN PARA UNA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA EN SALUD EN CLAVE DE QUIENSER UNIVERSITARIO CON EL SUJETO POPULAR VENEZOLANO Luis Alexis Díaz tiene implicancias y complicancias. No uso el vocablo implicancia –en gran medida- porque sería la lógica del modus ponens ponendo, lógica de la linealidad, lógica del punto de llegada a toda costa a una tautología o a una falsedad. Complejidad significa todo, y si hay algo que caracteriza las acciones sociales en la postmodernidad es la complicación. La implicación también, por supuesto, es complejidad. Intentando observar el todo y desde la idea de cómo suceden las cosas en mi pensamiento cada vez que convivo el conflicto emergente en el ser docente y estudiante universitario en su accionar investigativo en correspondencia con la gente del pueblo en el barrio y su salud mantengo las siguientes interrogantes en mente: ¿Cómo se conceptualiza el conflicto social desde las orientaciones teóricas del positivismo, la acción comunicativa y la posmodernidad?, ¿Cuál es la visión que se observa y se siente del conflicto que presenta la universidad y el quehacer universitario actual en materia de investigación científica en salud?, ¿Cómo se visualiza una nueva mirada a la universidad y al ser universitario investigador en salud y lo que espera la gente del pueblo de ellos, si es que todavía los espera? Y por último ¿Qué unidades complejas emergen como necesarias para lograr un quienser universitario investigador en salud con la gente del pueblo y en el barrio como complemento al quehacer investigativo universitario clásico venezolano y latinoamericano? POSITIVISMO, ACCIÓN COMUNICATIVA, POSMODERNIDAD Y TEORÍA DEL CONFLICTO: PRIMER DESARME Podemos comenzar diciendo que el vocablo conflicto proviene del latín conflictus. Su morfología la toma del prefijo con (convergencia, unión) y el participio de fligere que es flictus (golpe). Es entonces “golpe, lucha, pelea junto o unido”, lo que también puede implicar pleito. Así, observando primeramente la capa superficial de la dimensión espesor de este fenómeno, conflicto significa la percepción de una diferencia de intereses o la opinión de las partes de que sus deseos actuales no pueden satisfacerse simultánea o conjuntamente (Cano, 2005). Implica un problema, una dificultad, y puede conllevar a discordias. “El conflicto es un enfrentamiento por intereses, valores o voluntades diferentes entre personas o grupos. A menudo se percibe subjetivamente y solo es manifiesto si genera actitudes agresivas –disputas.” (Ob. Cit: 121). En este sentido la dimensión tiempo parece 80 Revista de Bioética Latinoamericana / 2017 / volumen 20 / Página 77-103 / ISSN: 2244-7482. Rev Bioet Latinoam 2017; vol 20: 77-103 tener connotaciones de corta longitud en las que intrínsecamente superar el conflicto o solucionarlo implica su desaparición, pero a su vez permite consecuentemente el desarrollo y posicionamiento de un tiempo social lineal o largo hacia el progreso (objetivo utópico, pero último, del proyecto modernista) de las personas o grupos sociales que lo anhelan. Ésta es la visión moderna u occidentalizada de lo que significa conflicto, pero que también pudiera observarse como de un tiempo social cíclico, en tanto implica el regreso permanente a puntos ya recorridos y su repetición, de ahí lo que los grupos sociales modernos denominen normas, reglamentos y leyes a aquello estatuido para contraponerlos y superarlos, en virtud de lo que se denomina usualmente integración o “progreso” social (globalización). Si hay una constante de fondo en la historia de la teoría social es el problema del orden y de la integración social (Reyes, 1991). En tal sentido, el positivismo es una teoría social clásica que converge con lo prenombrado en todas las dimensiones espaciales (local, regional y macroregional), sin embargo, en la presente modernidad liquida o postmodernidad, se le presenta la dificultad de que lo normado o legislado no responde a la complejidad de los fenómenos conflictuales, que son únicos y no pre-diseñados, no sólo para cada persona sino también para cada estructura organizacional que pretenda mantenerse a modo de programa pre-establecido. ¡Ah¡ a no ser que el programa modernista actual lleve incluido un subprograma en que la necesidad de crear conflictos mantiene el desorden necesario para mantener unas sociedades “en adecuado y afortunado equilibrio lineal de su tiempo social” y submantener otras sociedades “en inadecuado e infortunado desequilibrio circunstancial”, esto es, de tiempo social corto y medio. Me parece que por ahí va la intención, y los acontecimientos lo corroboran, por lo cual la modernidad nunca acaba. De allí que el tiempo social de la modernidad se sigue manteniendo y que, a mi modo de ver, encubre el mantenimiento de un tiempo largo patrocinado por y patrocinante de subprogramas de tiempos cortos (ganarismo-ganarismo, autoayudismo, entre otros) y tiempos medios (comunicacionismo, ecologísmo, sostenibilismo, rederismo, softwarismo, robótismo, feminismo, identitarismo, entre otros), todos los anteriores esencia de colonialidad, no sólo en el sentido ontológico sino también en el sentido aromático perfumador; o atractor, en el sentido concebido en el campo matemático de los sistemas dinámicos. 103 CONFLICTO EN EL QUEHACER UNIVERSITARIO INVESTIGATIVO: DESARME Y RECONSTRUCCIÓN PARA UNA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA EN SALUD EN CLAVE DE QUIENSER UNIVERSITARIO CON EL SUJETO POPULAR VENEZOLANO Luis Alexis Díaz ¡Qué casualidad! Todos los anteriores, en teoría, buscan que también se plasme en la práctica el sello de causa-efecto de la teoría social positivista. Las huellas señalan que el patrocinio parece provenir desde los grupos con voluntad de poder que a modo de parásitos viven en la actualidad de su poderío globalizante y hacedor de dependencias, moviéndose en una dimensión espacial macroregional. Claro, sus propias sociedades no viven, perviven el programa. Por supuesto, también se mueven en una dimensión espacial regional y local, como es el caso de la sociedad venezolana y latinoamericana popular, la mayoría sobrevive. Esto último no es vida, si lo que se está visualizando en última instancia es el “buen vivir”. Tales subprogramas de tiempos sociales cortos y medios encubren y, a su vez, sirven de niebla al momento de pararse y ver la totalidad del mundo de la vida, el cual, a mi modo de ver, es puro conflicto o mayormente conflicto. Tales subprogramas son lanzados como productos de consumo del mundo moderno a través de sus patrocinadores en el poder, y en consecuencia, reproducimos el sistema dependentista capitalista explicativo del mundo, lo cual, a su vez, nos cancela en nuestras conversaciones y practicaciones éticas y políticas, y no nos permite movernos o evolucionar a un mundo de vida independiente, descolonial e implicativo. Si lográsemos esto último, pensaríamos para nuestros adentros la totalidad –lo explicado y lo implicado, pero hasta ahora nuestra función social ha sido la de reproducir el “consenso” costumbrista del programa moderno. Definitivamente, es tiempo en el que “Necesitamos caminar solos”, “Toseltika Afatineallkajya”, en lengua náhuatl, recordando uno de los cantos del poeta José Antonio Xokoyotsij (1986), en su poemario titulado: Sempoalxóchitl. Veinte flores: una sola flor, que dice: TOSELTIKA AfATINEAllKAJYA Kemantika nijmachilia tlen timaseualmej tij chiaj se tlakatl den nochi ueli den nochi kimati, tlen ueliskia tech makixtia. Ni tlakatl den nochi ueli uan nochi kimati axkemaj asiki; pampa tauaya itskok touaya nemi; peuaya tlachia, nojua kochtok. NECESITAMOS CAMINAR SOLOS Algunas veces ciento que los indios esperamos la llegada de un hombre que todo lo puede, que todo lo sabe, que nos puede ayudar a resolver todos nuestros problemas. 82 Revista de Bioética Latinoamericana / 2017 / volumen 20 / Página 77-103 / ISSN: 2244-7482. Rev Bioet Latinoam 2017; vol 20: 77-103 Sin embargo, ese hombre que todo lo puede y que todo lo sabe nunca llegará; porque vive en nosotros, se encuentra con nosotros, camina con nosotros; empieza a querer despertar, aún duerme. Pienso, para mis adentros, que estos tiempos cortos y medios que vivenciamos en el mundo social de la vida venezolana opacan nuestros sentidos. Los procesos del programa modernizador de las sociedades –la sociedad venezolana no es excepción- privilegian su lectura en un tiempo social largo, cubriendo la significación y el pensamiento propio que pudiera emerger de la interpretación postmoderna, compleja y descolonial de nuestro mundo de vida. Pero como diría Osorio (2001:50): (…) no sólo se privilegian los procesos que se leen en el tiempo largo, en desmedro de los procesos que sólo pueden ser leídos en el tiempo corto, sino, además, se pierde la comprensión de la relación entre los distintos tiempos y sus mutuas determinaciones. En virtud de la problemática que supone el conflicto para la sociedad moderna y, por ejemplo, para el positivismo como mirada teórica y programática progresista. La teoría crítica, especialmente la reformista, por ejemplo, Jürgen Habermas y su Teoría de la Acción Comunicativa (2002) plantea una vía que interpreta el modelo de progreso pero dentro de un marco que busque la resolución de los conflictos a través de situaciones ideales del habla. La dimensión espesor logra, en tal sentido, un mayor nivel, quizá de nivel medio. No se concentra sólo en resolver en base a leyes ni considera su aplicación la meta y, por ende, la resolución del conflicto. Considera la comunicación y los acuerdos personales, el consenso, una necesidad para solucionar cada vez que se presente el conflicto. Los conflictos representan el intercambio de ideas u opiniones que generan debates cuyo fin puede ser interacciones positivas, y posteriores acuerdos entre las partes. Los conflictos son considerados oportunidades constantes de aprendizaje para los seres humanos (Cembranos y Medina, 2008). Dentro de los procesos administrativos, por ejemplo, a diferencia de los que lo ven como errores imperdonables, más bien juegan un rol complementario necesario y suficiente; es lo que los hacen reales y no meros provocadores del desorden, esto último, temido en todas las sociedades denominadas o autodenominadas modernas. 103 CONFLICTO EN EL QUEHACER UNIVERSITARIO INVESTIGATIVO: DESARME Y RECONSTRUCCIÓN PARA UNA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA EN SALUD EN CLAVE DE QUIENSER UNIVERSITARIO CON EL SUJETO POPULAR VENEZOLANO Luis Alexis Díaz De acuerdo a lo anterior, la teoría crítica de la acción comunicativa – procedimentalmente- representa un tiempo lineal, de superación del proceder positivista, sin embargo, el hecho de observar que a cada acción conflictiva se solapa a modo de corte una acción comunicativa para su resolución, también deja ver su tiempo social cíclico, esto es, de presencia y ausencia de conflictos. Esto último representa una dificultad que se le presenta a esta mirada teórica, y es que tal propuesta calma las contradicciones que presenta la persona o el grupo alrededor de sus conflictos, pero ellos siguen allí apareciendo y desapareciendo dentro de un modelo casi estructural e idealista. Pareciera que la comunicación y el consenso a través del lenguaje es el todo, y que con todo consensuado, los conflictos desaparecen, lo cual es un error. Pienso, para mis adentros, que el tiempo para esta mirada implica y complica un aporte coyuntural al mundo socio-económico problemático que supone y ha presentado y representado consecuentemente la globalización y el pensamiento técnico-instrumental desde la mirada teórico-social positivista. “Como resulta obvio, el saber que fundamenta la racionalidad cognitivo-instrumental también puede catalogarse dentro de los rendimientos comunicativos consensuados, y, por consiguiente, incluirse como parte de una acción comunicativa”. (Alútiza 2005:233) Ante la manera en que se observa la continuidad del status quo modernista, el positivismo y la teoría crítica de la acción comunicativa presentan dificultades, no de la explicación teórica de lo social, sino de desarraigar la mampara que oculta el mantenimiento del sistema moderno “civilizatorio”. Nuestra gente del pueblo ya no cree, y menos siente, que la tan cacareada “comunicación” lo incluye. Más aún, en muchos casos lo está comentando como una forma estatal de control de los poderosos sobre los oprimidos. Y en el estado actual de lo social se siente la resistencia a modo de relatos de los sujetos, sobre todo del mundo de vida popular, contra tal situación, que es también Estado. A modo de relatos y conversaciones porque la fuerza poderosa tecnológica y armamentista de ese (E)estado ha acostumbrado a la mente del sujeto popular a que no hay otra estrategia de resistencia, desplazamiento y emancipación ¿O sí la hay, frente a este conflicto cultural o civilizatorio actual? Resulta paradójico recordar una similar resistencia de los pueblos con modo de vida de pastoreo frente a los cazadores, de los agrícolas frente a ambos, de los patricios frente a los plebeyos, de los campesinos y trabajadores frente a los sujetos “liberales” y, por dependencia, de los indígenas frente a los colonos, los cuales fueron imaginados unos y 84 Revista de Bioética Latinoamericana / 2017 / volumen 20 / Página 77-103 / ISSN: 2244-7482. Rev Bioet Latinoam 2017; vol 20: 77-103 razonados otros como bárbaros por las naciones civilizadas y civilizatorias, que consideraron a las otras fuera del rango normativo culturizado o instituido y que se impusieron sometiendo y conquistando modos de vida y practicaciónes otras a sus propios modos de vida “natural”. Hoy en día, los sujetos populares latinoamericanos de hoy se están comenzando a sentir rebeldes frente a los sujetos liberales opresores actuales, a modo de patronos, comerciantes o gobernantes, frente a “la ʹnaturalizaciónʹ tanto de las relaciones sociales como de la ʹnaturaleza humanaʹ de la sociedad liberal-capitalista” (Lander, 2009:30). Ya lo serán, porque el (E)estado actual ha dejado de verse y sentirse como normal o natural. Por supuesto, ya la gente del (E)estado no les dice barbaros como usualmente fueron llamados aquellos, más bien ahora los nombres son modernos: hordas, desadaptados sociales, antisociales, entre muchos otros. La gente del (E)estado no quiere darse cuenta o disimulan la mirada frente a lo que vivencian y piensan los oprimidos, debido a la condición tan des-naturalizada en que “ordenan” su trabajo y su tiempo. Es oportuno recordar lo manifestado por Lander (2009:29) arguyendo pasajes y parte del proceso histórico de la sociedad liberal y su relación con las ciencias sociales sobre la base de la obra de Thompson (1993) titulada Customs in common: studies in traditional popular culture: Las ciencias sociales tienen como piso la derrota de esa resistencia -la de los campesinos y trabajadores frente a los sujetos “liberales”- tienen como sustrato las nuevas condiciones que se crean cuando el modelo liberal de organización de la propiedad, del trabajo y del tiempo dejan de aparecer como una modalidad civilizatoria en pugna con otras que conservan su vigor, y adquiere hegemonía como la única forma de vida posible. A partir de este momento, las luchas sociales ya no tienen como eje al modelo civilizatorio liberal y la resistencia a su imposición, sino que pasan a definirse al interior de la sociedad liberal. Éstas son las condiciones históricas de la naturalización de la sociedad liberal de mercado. La ˝superioridad evidente˝ de ese modelo de organización social ˗y de sus países, cultura, y raza˗ queda demostrada tanto por la conquista y sometimiento de los demás pueblos del mundo, como por la ˝superación˝ histórica de las formas anteriores de organización social, una vez que se ha logrado imponer en Europa la plena hegemonía de la organización liberal de la vida sobre las múltiples formas de resistencia con las cuales se enfrentó de ese modelo de organización social. [Sintagma en cursivas mío] 103 CONFLICTO EN EL QUEHACER UNIVERSITARIO INVESTIGATIVO: DESARME Y RECONSTRUCCIÓN PARA UNA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA EN SALUD EN CLAVE DE QUIENSER UNIVERSITARIO CON EL SUJETO POPULAR VENEZOLANO Luis Alexis Díaz Ante tal acontecer histórico social y ante las dificultades presentadas por el positivismo y la acción comunicativa, entonces, la postmodernidad podría ser una vía, no solo de interpretación del fenómeno del conflicto, sino también de manera de entretejer una nueva mirada de conversación y practicación del mundo de vida venezolano, Latinoamericano y del Caribe. La visión de resolución de conflictos y seguir con ellos el proyecto moderno no sirve frente a las verdades vitales del mundo de vida de la gente del pueblo venezolano, particularmente, en el barrio. Hay necesidad de desengañarnos de la verdad vendida tanto por el positivismo como por la teoría crítica de la comunicación, sobre el diálogo; se torna una manera de engaño. Alfaro y Cruz (2010:66) también hacen esta observación y dicen que el diálogo es el espacio clave del consenso pero que “A través de este dialogar, los puntos conflictuales ceden sin alteración alguna del sistema. Es precisamente en este punto donde se inicia la transición hacia lo postmoderno”. De acuerdo a Silva (1998), la postmodernidad orienta un conjunto de fenómenos e ideas que giran en torno a varias significaciones: fin de la historia, época de nostalgia, nihilismo, crisis de paradigmas, pluralismo como episteme, retorno de lo sagrado, vivencia del tiempo aion y, finalmente, la liberación de las racionalidades y las diversidades (gays, negros, mujeres, etnias). Los modelos representativos de la acción social visualizan el caos y no hay criterios de demarcación, por lo que todo vale. El pensamiento postmoderno argumenta que los saberes son fragmentarios, que hay muchas verdades y que como hay muchas verdades, entonces, no hay verdad. El conflicto, por su parte, alberga un significado en ese mismo sentido. Surgen nuevos conflictos, se resignifican los conflictos existentes, el orden es un engaño, es ilusorio, pero es parte de la vida al igual que el caos. El mundo social actual y con él las instituciones parecen proveerse –por no decir enfrentarse- del orden postmoderno, donde ya las normativas parecen y pueden transgredirse y el sujeto pasa a ocupar un nuevo pensamiento creador y perturbador al mismo tiempo de sus relaciones sociales, las cuales son ahora percibidas desde el lugar que ocupa y su relación de contento y descontento con el modelo –sea local o mundial- que hegemónicamente se esté viviendo en su mundo de vida. Lo anterior finalmente le permite descubrir que puede tejer nuevas miradas y nuevos proyectos sociales de bienser y bienestar, incluso conviviendo con fenómenos tan 86 Revista de Bioética Latinoamericana / 2017 / volumen 20 / Página 77-103 / ISSN: 2244-7482. Rev Bioet Latinoam 2017; vol 20: 77-103 potentes como la globalización, que ocupa todas las dimensiones espaciales (local, regional y macroregional), que a nivel de la capa superficial pareciera dar más que quitar, pero que a nivel de la capa profunda representa muchos de los males que posibilitan la no supervivencia de la raza humana, la cual es y está en todas las dimensiones espaciales; todo lo anterior, sin contar el tiempo social el cual continua siendo largo y nos conmina a pensar para nuestros adentros y actuar en consecuencia y con la rapidez con la que los subprogramas nos ciegan y no nos dejan proceder. No parce haber una visión ni optimista ni pesimista a razón de Páez (2001:243): Por una parte la globalización trae conflictos y recrea a los actores y discursos simultáneamente; por otra, al igual que en el caso de la amazonia, posibilita nuevas alianzas, que van más allá de lo tradicionalmente político (…) La desarticulación del tejido social que ha provocado en Latinoamérica el Ajuste Estructural de los últimos 15 años, aún no nos muestra con claridad qué clase de nuevo tejido social lo reemplazará. En esta perspectiva, la riqueza del pensamiento “posmoderno” consiste, precisamente, en su evanescencia y la posibilidad que ha generado de cuestionar las aproximaciones etnocéntricas, racionalistas, teleológicas y fijadas de la realidad social, la posibilidad de reconocer luchas antes marginalizadas por las ideologías de clase, (…) tales como las reivindicaciones ambientales, de género, etáreas, de la sexualidad, a más de las históricas demandas de los sectores subordinados de la sociedad: es más, las mismas pueden ser resignificadas creativamente en el nuevo contexto, si entendemos que el proceso de la globalización y el discurso de la posmodernidad pueden ser orientados en sentido libertario y humanista. En tal sentido, es difícil ubicar, desde las dimensiones y niveles de análisis de la realidad social propuestos por Osorio (2001), una visión del conflicto en la Venezuela y Latinoamérica posmoderna actual. Determinar a qué nivel de espesor (superficie, medio o profundo) o a qué dimensión temporal (cíclica, espiral o lineal) de lo social corresponde el conflicto dentro de la postmodernidad sería una suerte de complemento al determinismo reduccionista. De hecho Silva (1998:58) cita a Gilles Deleuze (1989) quien, refiriéndose a una de las características de la postmodernidad, el aion, dice que es el “instante sin espesor”. A mi modo de ver, el sujeto venezolano, latinoamericano y caribeño actual es un sujeto que comienza a pensar para sus adentros, que tiene el poder para ser un sujeto independiente –no importa los conflictos- pero que no supera la idea egoísta de adherirse a la misma voluntad de poder. El quehacer reproduccionista lo mantiene atado, y la 103 CONFLICTO EN EL QUEHACER UNIVERSITARIO INVESTIGATIVO: DESARME Y RECONSTRUCCIÓN PARA UNA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA EN SALUD EN CLAVE DE QUIENSER UNIVERSITARIO CON EL SUJETO POPULAR VENEZOLANO Luis Alexis Díaz voluntad de poder no lo deja ser quien es (quienser), ni menos pensar en lo que podría llegar a ser. EL CONFLICTO UNIVERSIDAD Y QUEHACER UNIVERSITARIO ACTUAL EN MATERIA DE INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA EN SALUD: SEGUNDO DESARME Mucho se ha hablado y se habla sobre el quehacer universitario a lo largo de la historia. En la actualidad venezolana, latinoamericana y del Caribe, ese quehacer generalmente se encapsula en las funciones básicas de docencia, investigación y extensión. Aun cuando se ubica en una dimensión temporal macroregional, en la dimensión espesor, tal visión se ubica en un nivel superficial. En tal sentido ¿Qué hace usualmente, por ejemplo, un o una docente universitaria? Para iniciar, el docente universitario es eso, docente. Este pensar y proceder se ha mantenido en una dimensión temporal de tiempo lineal, tiempo largo. Por supuesto, no me refiero al tiempo cronológico, sino al punto de pensamiento social en el que se ubica todo docente universitario actual. Le dedica mayor pensamiento y acción a la función de docencia. Nos conseguimos con la dificultad de no haber alcanzado aún una vía que profundice el desequilibrio persistente entre las funciones básicas del quehacer universitario y dé luces orientadoras de un cambio. Continúa hasta el día de hoy un desbalance total con mayor peso hacia la función de docencia, en particular en la carga académica, que las funciones de investigación y extensión. Sin embargo, hay observaciones de espesor, que considero a nivel medio, y que argumentan la idea de que nunca serán universidades aquellas instituciones centradas solamente en la docencia. (Narváez, 2007) No cumplir con la investigación y la extensión representa un conflicto para el docente universitario. De la investigación se infiere la adquisición de un conocimiento pertinente que debe ser desparramado en la gente, sobre todo en la más desfavorecida, lo cual significa hacer extensión. Luego, desde tal dialéctica regresar y llenar la función docencia de teoría y prácticación vitales. La investigación científica en salud es una solicitud curricular, y el barrio es una locación ideal para responder, tanto por parte de docentes como de estudiantes. 88 Revista de Bioética Latinoamericana / 2017 / volumen 20 / Página 77-103 / ISSN: 2244-7482. Rev Bioet Latinoam 2017; vol 20: 77-103 El estudiante cree que la universidad lo reproduce como profesional para ir al mercado laboral, usualmente como empleado. Como herencia academicista, así lo observa el inconsciente o consiente colectivo universitario graduado y no graduado. Para el proyecto de la modernidad, los espacios usualmente asignados o “ganados” para ejercer una profesión son los espacios propios creados y recreados para practicar la disciplina y su poder de raciocinio analítico. El educador y la escuela, el ingeniero y la fábrica, el abogado y el bufete, el médico y el hospital, entre otros, son y siguen siendo a menudo, el eje de pensamiento de acción colectiva de cada aspirante a ser profesional y/o del profesional mismo. Es la teoría social positivista en plena acción, que a primera vista se percibe superficialmente. Sin embargo, en la capa de nivel medio, se percibe una suerte de enclaustramiento del pensamiento en que de acuerdo a su titulación, impiden al docente y al profesional universitario mental y físicamente saltar la barrera de las (J)aulas universitarias y estructuras físicas organizacionales, hacia la gente del pueblo de a pie y de la calle (extensión) e indagar (investigar) en y con su razón vital. En analogía, es como el recluso, que de acostumbrarse tanto al recinto carcelario, al recibir la libertad, lo que más desea es volver a él porque no se haya fuera de éste. Algunos hasta cometen nuevos delitos con el fin in-justificado de volver. La pregunta sería qué delitos –académicos, por supuesto- hemos cometido y seguimos cometiendo con el fin de mantenernos y mantener a los otros dentro del pensamiento academicista. Es posible que el universitario actual no desee que salga a la luz pública quién es (quienser universitario). O más aún, no sabe o no quiere saber quién quiere ser, porque la mayoría que se mantiene en el poder lo señalaría culpable de quebrar la espiral del silencio. Pareciera un conflicto del ser universitario más que del quehacer universitario. El quienser universitario frente all conflicto del quehacer universitario actual podría ser una propuesta para el debate descolonialista que solicita que la investigación científica en salud se una al más desfavorecido, al pueblo, al barrio, y con ambos, genere docencia, investigación y extensión vital. En la dimensión espacial local, y por los acontecimientos de necesidades (tiempo corto) que convivimos con el pueblo, supuestamente conocemos a la gente que él representa. Aun así, no actuamos. Casi todo queda en discurso y sobre todo en pantallear ante nuestros estudiantes lo que deben hacer para ayudar al pueblo. Poco -aunque sea pantalleado- se orienta a quiénes son y quiénes deben llegar a ser como pensamiento, 103 CONFLICTO EN EL QUEHACER UNIVERSITARIO INVESTIGATIVO: DESARME Y RECONSTRUCCIÓN PARA UNA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA EN SALUD EN CLAVE DE QUIENSER UNIVERSITARIO CON EL SUJETO POPULAR VENEZOLANO Luis Alexis Díaz como constructores de episteme propia, inédita, independiente, y quién sabe qué otras cosas más. Menos se orienta a ir allí y ser allí con ellos, todo lo cual implica y complica pasar a un nivel de espesor más profundo de este fenómeno social. El momento de ir allí y ser allí con ellos es muy valorado por los más desfavorecidos, por la gente del pueblo. El quienser univesitario es una categoría emergente que debe no solo valorarse e incluirse en las interpretaciones frente a la mundovisión universitaria del quehacer, sino también en las practicaciones que deben emprenderse para no solo estar, sino también ser con ellos. El docente y el estudiante investigador venezolano en salud o cualquier otro campo tienen en la actualidad una oportunidad importante de ser con el pueblo. Sabemos del alto grado de dependencia tanto política como económica que caracteriza nuestro pensamiento de factibilidad de proyectos, pero el ingenio debe darnos luces para que los resultados de la actividad científica provengan o incorporen a los sectores populares menos favorecidos, con inmediatez. Debemos, eso sí, pensar más allá de medir nuestro esfuerzo investigativo por el número de escalafones que subiremos por la investigación en la institución para la que laboramos, o más allá del número de citas que puede expresar nuestro esfuerzo investigativo en el Science Citation Index, por ejemplo. Esto último tiene implicancias y complicancias en la dimensión espacial macroregional, más sin embargo, no permite profundizar en la problemática del conflicto que estoy argumentando. Visto desde la postmodernidad dentro del pensamiento descolonialista emergente, la complejidad de sumergirnos en la razón vital de la gente menos favorecida –en el presente caso, en el barrio- y la investigación universitaria en salud, surge un conflicto social. La intención general es sumergirnos en la sistemia del quienser universitario desde y con un sujeto que debe investigar invitado por la razón vital de la gente del pueblo. Ante un quehacer universitario temporal y ante la solicitud vital de los más desfavorecidos, la vía no es solo repensar y reordenar la investigación, lo cual ubicaría el debate en un tiempo corto. No es solo publicar más. No es contra el desorden porque implicaría ordenar nuevamente, esto es, dependencia. Más bien es contra y con el conflicto, lo que implica y complica poner a los protagonistas en el centro del debate de quiénes son y quiénes desean llegar a ser. Esto implica y complica un nivel de espesor más profundo, pero con el riesgo de que en sus inicios esté en una dimensión espacial local de tiempo social corto. Riesgo, porque los tiempos sociales cortos en la postmodernidad también son clave para la debacle, y esto es aprovechado por los programas y subprogramas que 90 Revista de Bioética Latinoamericana / 2017 / volumen 20 / Página 77-103 / ISSN: 2244-7482. Rev Bioet Latinoam 2017; vol 20: 77-103 insuflan constante vida a la dependencia, no importa cuán original sea el nuevo proyecto, que no es el de ellos, por supuesto. Si una propuesta teórica es cercana a la visión de la interpretación necesaria sobre las relaciones de dominación y conflicto prenombradas en el párrafo anterior es la de Alan Touraine (1987), quien sitúa no al orden sino al conflicto como un eje argumentativo de la acción social. Este autor argumenta que es necesario concebir una sociología del sujeto, visto no desde su posición social o de clase y las relaciones de producción –de la sociedad industrial, algo usual en la sociología tradicional, sino más bien por la posición que ocupa en las relaciones sociales a través de las cuales se produce la historicidad, lo que, a mi parecer, condiciona la acción social a una visión y una propuesta más bien posmoderna. Lezama (2013), en su análisis sobre lo prenombrado, indica que la sociedad actual se dirige hacia un alejamiento de la sociedad industrial y de sus formas de ser y conocer. En la medida en que las grandes organizaciones extienden su dominio a todos los ámbitos de la vida social, no únicamente al de la producción, se incorporan nuevos protagonistas al escenario y nuevos conflictos. La organización social en consecuencia se visualiza como el producto de la relación conflictiva de quienes luchan por el control de los modelos mediante los cuales se organiza la sociedad. A pesar de lo anterior, el ser universitario y su institución, en un ardid histórico razonable, ha logrado mantener la organización universitaria por muchísimo tiempo. El paradigma o los paradigmas dominantes en cada cultura, al parecer han logrado soplar un halito de vida constante que hace de la universidad, en el sentido moderno del vocablo, un organismo infinitamente imperecedero, de tiempo lineal y de alcance macroregional, pero en la actualidad, a nivel muy superficial, en relación a su practicación con el pueblo y la gente menos favorecida. No podemos negar los logros del docente y del estudiante universitario pasado, presente y futuro. Pero en la Venezuela de hoy, la Latinoamérica de hoy, así como en todo el mundo, debemos reconocer las desviaciones y las aberraciones -que equidistantes a los logros positivos- no nos han permitido hacer explosión, pero tampoco implosión en nuestra gente del pueblo, en tiempo y espacio macro real. Quizá explotar o implotar causa prurito en los seres universitarios, con egos tan densos; es mejor aguantar la carga. Pero la realidad social ya no puede verse en el reflejo del espejo porque en la actualidad ya 103 CONFLICTO EN EL QUEHACER UNIVERSITARIO INVESTIGATIVO: DESARME Y RECONSTRUCCIÓN PARA UNA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA EN SALUD EN CLAVE DE QUIENSER UNIVERSITARIO CON EL SUJETO POPULAR VENEZOLANO Luis Alexis Díaz sabemos que ella es el espejo y ella, simultáneamente. Como lo manifiesta Michel Maffesolli (2000:136) “Hay que aceptar el rostro del mundo, aunque sea monstruoso, ya que ahí abajo, más allá, en los transmundos, no sabemos si habrá rostros”. En el caso de nosotros los docentes y estudiantes universitarios, parece paradójico que nuestra vida predisciplinar, cargada de realidad y razón vital, sea desaprovechada al momento y en el proceso de “educación” universitaria. En algunos casos tal disciplinación nos vuelve extraños, hasta para lo más natural que tenemos desde que nacimos; nuestro nombre. Cuando nos disciplinan, nos desconocen y hacen que nos desconozcamos. Nos extrañan los nuestros y nos extrañamos nosotros mismos, De Luis por toda una vida, me paso a llamar Díaz. De Ángel se pasa a Deza, de Edgar se pasa a ser Morín. Y así sucesivamente se van acumulando signos y símbolos que nos apartan de lo cotidiano, de lo natural, de lo vital: Dr. Díaz, Dr. Deza y Dr. Morín. Todo lo anterior se nos muestra a nivel superficial, pero claro, a nivel profundo ya sabemos de dónde viene y a dónde lleva todo esto y algo más. Algunos piensan que los estudios doctorales son la punta de lanza de respuesta ante la angustia de los más vulnerables y ante una constante reproducción de todo. Yo no lo creo así. Precisamente, una de mis críticas es que generalmente tales doctores y doctoras ya son jubilables o jubilados, y muy pocos continúan dando respuestas a las problemáticas, al menos a las que yo creo que son las primeras que debemos atender; la de los más desfavorecidos. Y si los doctorados y sus doctores son respuesta ¿Por qué las crisis de los más vulnerables va creciendo? y para algunos es solo cuestión de estudiar y estudiar y organizar y gerenciar. Y para otros es repartir la renta del país a los pobres, o sea los más vulnerables, la cual nunca alcanzará y significa, a fin de cuentas, más dependencia. Dejo en el debate la necesidad de debate en torno al tejido que debe destramar la mentalidad gerencial doctoral actual en materia de investigación científica en salud. En efecto, no debemos minimizar los logros de la modernidad y del propio ser universitario, sería un pensar y un proceder igualmente reduccionista. Lo que sí pienso, para mis adentros, es que algo está mal en el ordenamiento de las relaciones sociales y que lo que estamos haciendo, al parecer, no es proporcional a la dimensión temporal, de tiempo medio o coyuntural, que nos está tocando convivir. 92 Revista de Bioética Latinoamericana / 2017 / volumen 20 / Página 77-103 / ISSN: 2244-7482. Rev Bioet Latinoam 2017; vol 20: 77-103 Para el docente y el estudiante universitario que debe investigar en salud hay una practicación vital que les espera, pero que hoy día ya desespera. No es la razón objetiva o la razón subjetiva de la universidad. No es el anatema académico retardante de lo cuantitativo o lo cualitativo. Es simplemente la razón vital como unidad compleja primordial para la practicación de la razón científica en la misma vida, porque yo soy parte del otro y el otro es parte de mí. “Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo”, diría José Ortega y Gasset. (1966:322). Se puede exponer, en tal contexto, el absoluto acontecimiento del docente y del estudiante universitario con competencia para pensar para sus adentros lo que le exige una investigación con la gente del pueblo y con la gente menos favorecida en el barrio. Sevilla (2005:303) interpreta en líneas generales al autor prenombrado como sigue: No deja de resultar paradójico que desde el principio se advierta el problematismo de la absoluta realidad que es mi vida categorizada como “absoluto acontecimiento” Yo soy quien existe; pero ese existir mío (es decir “yo”) consiste en coexistir con el mundo, ahora y aquí. El segundo rango problemático en esta teorización será el que mi vida depende de lo que sea el mundo: mi vida ahora mismo pende de y en algo que no soy yo, mi vida está en manos del mundo, de todo el mundo. Pero ahí concurre un nuevo problema: ese mundo del que depende mi vida, esa circunstancia que mi ahora y aquí determina, pues bien, ese mundo no es tampoco una realidad aparte de mi vida, no es una entidad independiente y autónoma que penda substante de su propio plan…necesariamente he de hacer por conocer esa problemática circunstancia, para poder saber algo de mi vida; buscar el sentido de lo que nos rodea. Entonces, todos somos la vida y, así mismo, el ser humano no se encuentra solo, hacen falta los objetos para ser en la realidad, esto es, que la misma vida, es la realidad radical y a ella me debo y nos debemos. Estamos cada vez más en medio de una epidemia global y acelerada de fracasos institucionales con visos de alcance a todas las dimensiones espaciales (local, regional, macroregional). Organizaciones, que en una dimensión de tiempo social en espiral, se vuelven cada vez más incompetentes para lograr el objetivo para el que se las creó, que, no obstante, se extienden devorando unos recursos escasos, humillando el espíritu humano y destrozando el medio ambiente. (Hock, 2001:43)  Escuelas incapaces de enseñar  Universidades que se apartan de lo universal  Corporaciones que no saben cooperar ni competir; solo son capaces de consolidarse 103 CONFLICTO EN EL QUEHACER UNIVERSITARIO INVESTIGATIVO: DESARME Y RECONSTRUCCIÓN PARA UNA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA EN SALUD EN CLAVE DE QUIENSER UNIVERSITARIO CON EL SUJETO POPULAR VENEZOLANO Luis Alexis Díaz  Sistemas sanitarios insalubres  Sociedades del bienestar en donde nadie está bien  Métodos de agricultura intensiva que destruyen el terreno y envenenan la comida  Familias que se apartan del núcleo tradicional familiar  Policía incapaz de aplicar la ley  Sistemas judiciales sin justicia  Gobiernos que no saben gobernar  Economías incapaces de economizar Son muchos problemas, a los que se les añaden las dificultades de conocimiento de las huellas de otras epistemes como mundos de vida, y otras matrices epistémicas como formas de hacer ciencia. Estas dificultades sombrean otras vías de indagación que deben fluir en forma natural, sin disputas de malestar, sobre todo de orden metodológico. Más bien deben fluir en formas de iniciativas propositivas que invadan nuestro mundo de vida menos favorecido hacia su evolución en busca de bienestar pero también de bienser, Quizá hace falta un nuevo contrato entre ciencia y sociedad como el sugerido en la Conferencia Mundial sobre Ciencia. Para ese momento, un mensaje del Director General de la Unesco, Federico Mayor (1999:1) exponía que era claro que la ciencia y la sociedad eran dos caras de una misma moneda, y añadía: Debemos forjar un nuevo contrato si queremos hacer frente a problemas contemporáneos tan apremiantes como la pobreza, la degradación ambiental, la salud pública y la seguridad alimentaria. Se requerirá un compromiso a largo plazo entre todos los actores: los gobiernos y los parlamentarios, los científicos y los académicos, la industria, los medios de comunicación, las organizaciones internacionales y, a la larga, toda la sociedad. Un contrato social como el sugerido evidentemente implica una educación y una alfabetización científica. Ellas constituyen una parte importante del proceso de orientar los beneficios potenciales del conocimiento científico. Estamos en un tiempo social en espiral, de educación y deseducación que toca no solo a la gente venezolana sino a toda la gente del planeta, como lo demuestra lo prenombrado. En los grupos y sociedades que se conversen y se relaten posmodernas, la ciencia es necesaria como educación y deseducación constantes y complementarias. Con 94 Revista de Bioética Latinoamericana / 2017 / volumen 20 / Página 77-103 / ISSN: 2244-7482. Rev Bioet Latinoam 2017; vol 20: 77-103 tanto que nos permite lograr la autonomía universitaria, en lo que quizá consciente o inconscientemente en sus inicios participa el docente y el estudiante universitario, es mucho lo que queda por hacer y por ser para realmente vernos y que nos vean como el sur. EL QUIENSER UNIVERSITARIO INVESTIGADOR EN SALUD CON LA GENTE DEL PUEBLO Y EN EL BARRIO: TERCER DESARME En la actual postmodernidad o modernidad líquida, llegó la hora no de ser docente o estudiante universitario venezolano sino más bien ser universitario con animación y con la gente del pueblo, llego la hora de ser latinoamericanos y caribeños y mucho más. De mostrar temple, coraje y crítica conversatoria, pero también practicación del saber ser autónomo. Es implicancia pero también complicancia, es resonancia, es resistencia, es independencia. No implica solo búsqueda de felicidad. Implica y complica involucrarse, responder no solo con el relato y la conversación sino también caminando y moviendo las manos, y la cara, todo el cuerpo, pero con la gente del pueblo, con sus tristezas, con sus problemas económicos y de salud, entre muchos otros; también con sus alegrías. Un lugar para iniciar pueden ser los barrios frente a los hospitales. Eso serviría para escudriñar quizá otra mirada y comprender que nuestro ser como universitarios venezolanos, latinoamericanos y caribeños es y puede ser un ser diferente y complementario al que somos por nuestro quehacer, y quizá ser huella epistémica más adelante de una nueva corriente de pensamiento, que no sabemos si será tan buena pero será propia otra. Recordemos que hay una tarea pendiente; nuestros ancestros y su practicación en su mundo de vida. Llego la hora de hacer, con una manera diferente de hacer, y con ella ser quien queramos ser. Todos las matrices epistémicas científicas pueden ayudarnos a comprender cómo hacerlo mejor a como lo hemos hecho hasta ahora, porque hay personas que les gusta adentrarse y ver la necesidad, y ayudar, y empoderar. Debemos dejar a un lado los miedos, si es que los tenemos. Hay ejemplos de tal practicación, Fals Borda y Noam Chomsky, y así, algunos están con nosotros, muy cerca de nosotros. Son ejemplo de organimación de saberes y haceres benéficos y comunes. 103 CONFLICTO EN EL QUEHACER UNIVERSITARIO INVESTIGATIVO: DESARME Y RECONSTRUCCIÓN PARA UNA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA EN SALUD EN CLAVE DE QUIENSER UNIVERSITARIO CON EL SUJETO POPULAR VENEZOLANO Luis Alexis Díaz Noam Chomsky (2010) dijo que la mayor parte de esperanza es principalmente Sudamérica. Edgar Morín (2001) dijo que el cambio puede provenir de Venezuela, y nos invitó a ser parte de esta nueva reforma que la universidad moderna necesita y que debemos transformar. Debemos imaginar y escribir pero no quedarnos ahí. Debemos crear imágenes y dejarlas en nuestros coterráneos para que las piensen para sus adentros. Debemos concentrarnos en esa tarea. Pero las imágenes no solo son y se expresan sino que deben hacerse y luego mantenerse. Lo que no se mantiene no se sostiene, se cae. Lo que se mantiene es y puede llegar a ser. Ahí estará el truco. Para el caso de los que deseamos investigar, por ejemplo, en ciencias de la salud, la visión tiene implicancias y complicancias con visos de superar el ámbito clínico hospitalario como primer norte pensado y patrocinado en la vida académica de la “jaula” universitaria para realizar investigación científica; más bien como sur, primero la gente menos favorecida, usualmente, conviviendo o viviendo o sobreviviendo en los barrios, precisamente y muchas veces, frente a nuestros hospitales. Los hospitales son los espacios de acción usualmente comunicados en el discurso docente y estudiantil de ciencias de la salud como naturales para su acción educativa y profesional. Asimismo, son los espacios de preferencia referidos para su acción investigativa, pensados desde su educación científica especialmente de pregrado. Es, en definitiva, el discurso y el poder que detenta el modelo biomédico (Vílchez, 2011), y que éstos recrean -especialmente los de medicina- al momento de pensar el proyecto y desarrollo de su investigación en el nivel de educación prenombrado. Implica y complica también superar las denominadas líneas de investigación, no sólo universitarias sino gubernamentales, que responden a políticas pensadas desde el núcleo particular gubernamental, en algunos casos también separados de realidades glocales. Es quizá también una crítica del pensamiento de Imre Lakatos (1983) y su Metodología de los programas de investigación científica. La libertad de un investigador o investigadora novel se da consecutivamente a su realidad y, muchas veces, en el caso de la gente de salud, esa realidad lo toca desde la convivencia con la gente en el barrio. Delincuencia, abusos, infecciones, incomunicación, entre otros, tienen su origen en el barrio, y no en el hospital, por lo que no podemos estar atrapados a líneas de investigación pre-nombradas. Tampoco es excluirlas. Si lo que escogemos como preocupación social sanitaria de la gente menos favorecida es congruente con una línea organizada desde los docentes universitarios y agentes gubernamentales, entonces, debemos proceder en consecuencia. 96 Revista de Bioética Latinoamericana / 2017 / volumen 20 / Página 77-103 / ISSN: 2244-7482. Rev Bioet Latinoam 2017; vol 20: 77-103 Claro, esta realidad tendría implicancias y complicancias antropogógicas desde los facilitadores de las denominadas asignaturas del componente de investigación, cargadas éstas y los docentes, de teoría y poder metodológico muy positivista por un lado o “bipolar” (cuantitativo o cualitativo) por el otro. En efecto, si queremos aproximarnos desde la investigación científica en salud, cada quien a su manera, a ayudar a solventar problemas con la gente del barrio, a modo de lograr su empoderamiento, debemos trazar un método, metódica, estrategia, protocolo, o como lo deseen llamar (el cómo), pero por sobre todo, el facilitador, llámese profesor, tutor, asesor, evaluador, debe estar claro sobre el todo epistémico tanto de mundos de vida como científicos, no excluyentes (el porqué), una cuestión de espesor profundo en términos de ciencias. En la presente interpretación sería, que observemos nuestras costumbres en el campo de las ciencias y en otros campos, y evolucionemos hacia un pensamiento otro que nos oriente paradigmáticamente como grupo de docentes y estudiantes universitarios que nos debemos a la investigación con la gente del pueblo. En la actualidad, y desde el desarme que argumento en este ensayo, en la dimensión espacial local, lo observo y lo siento estático, cotidiano positivista, lineal y autocrático, en el sentido de decisiones y acciones lineales. En fin, continúa siendo un pensamiento clásico y ortodoxo comparado con lo que deberían ser las relaciones de acción docente y estudiantil investigativa posmoderna o del siglo 21. Sin duda, es un pensamiento que compartimos muchos, pero que no se ha podido entretejer en acciones ni en procedimientos que permitan orientarlo en consecuencia. Pareciera que el docente y el estudiante universitario en salud y la gente del pueblo se han convertido en protagonistas opuestos por relaciones de dominación y conflicto, aun cuando lo contrario es lo que debería prevalecer. LA CONVERSACIÓN Y LA PRACTICACIÓN CIENTÍFICA PARA EL QUIENSER UNIVERSITARIO INVESTIGADOR CON LA GENTE DEL PUEBLO Y EN EL BARRIO: A MODO DE RECONSTRUCCIÓN El desarme desde las diferentes miradas al objeto de estudio del conflicto universitario representado por la categoría del quehacer universitario en materia de investigación científica en salud obliga a una reconstrucción con una nueva mirada. 103 CONFLICTO EN EL QUEHACER UNIVERSITARIO INVESTIGATIVO: DESARME Y RECONSTRUCCIÓN PARA UNA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA EN SALUD EN CLAVE DE QUIENSER UNIVERSITARIO CON EL SUJETO POPULAR VENEZOLANO Luis Alexis Díaz Los barrios, la gente del pueblo, el pueblo de Nuestra América y del Caribe es unidamente conversación y practicación, por lo que no es la técnica y el instrumento o cualquier otro modo de recogida de información lo esencial para la investigación científica en salud que necesitamos. El aporte o la orientación, entonces la pienso, para mis adentros, en dos unidades complejas: Ω la conversación y Ω la practicación. La primera como talante de conocer la gente de nuestro pueblo en el barrio, sus sueños, sus padecimientos y alegrías, en la practicación de su mundo de vida. La segunda, desde, en y para esa conversación, accionar con la practicación de sus problemas y alegrías con miras a mejorar en y con su mundo de vida, y que lo que quede sí sea vida. La conversación es cotidianidad. A la gente del pueblo no le gusta los vocablos y comandos academicistas para señalamientos sanitarios vitales. Asimismo, universidad, gobierno, entre otros, fueron fallas categoriales que nos costó y nos siguen costando, incluso, hasta vidas. La desedintificación de la gente y su reidentificación en el lenguaje por un conglomerado abstracto referencial complicó la no responsabilidad tanto de una persona como del grupo social en que convivía o convive. Esos errores categoriales parecen mimos que no permiten señalar lo real pero que además, para mis adentros, son risibles porque no señalan a nadie. Por ejemplo, “La universidad da respuesta a los problemas de la comunidad”, “El gobierno es el que debe responder y dar soluciones. ¡En tremenda trampa nos so-metió la modernidad y su lenguaje institucional poderosamente organizado! Porque ¿A quién –no a qué- podemos responsabilizar a través de estas declaraciones? Absolutamente a nadie. La practicación de la conversación como estilo recursivo para escudriñar las interacciones y las tramas sociales en el lenguaje, no solo de nosotros mismos sino de dos o más personas, es una unidad compleja primordial. Es interesante la observación relacionada que Humberto Maturana (2000:162) expone: Si vemos a dos personas a una distancia demasiado grandes como para escucharlas y queremos saber si han estado conversando, observamos el curso de sus interacciones buscando en éstas las coordinaciones consensuales de las coordinaciones consensuales de acciones en formas que podamos reconocer fácilmente, como pedidos y promesas, indicaciones de acciones en respuesta a preguntas, o quejas. Entonces, la conversación no es comunicación, comunicación es una categoría moderna. Además, en el griterío hay comunicación, en el silencio también hay comunicación. En el mundo postmoderno, la comunicación no ha sido conceptualizada apropiadamente. Menos la conversación en el mundo de las ciencias, pero debemos proponerlo y construir los juegos del lenguaje en torno a ella. Sabemos que al igual que la 98 Revista de Bioética Latinoamericana / 2017 / volumen 20 / Página 77-103 / ISSN: 2244-7482. Rev Bioet Latinoam 2017; vol 20: 77-103 episteme, queda es una huella. Aun así, debemos unirnos allí para lograr practicación desde la ciencia pluriversal o desde nuestra propia ciencia y sapiencia. Quién sabe si estamos aportando también a la matriz epistémica trascendental. Lo que propongo, para mis adentros, tiene implicancias y complicancias en una mezcla unitaria del sentido de lo que deseo transmitir, entre muchas otras, las siguientes: Ω El conflicto es complementario y necesario para la transformación y la evolución del docente y el estudiante universitario investigador con la gente del pueblo y en el barrio. Ω El quehacer universitario moderno no es suficiente para lograr independencia. Representa un conflicto actual con necesidad de debate. Con éste debe incorporarse el quienser universitario, con unidad en el quienser de la gente del pueblo, a modo de unidades complejas y complementarias. Ω Debemos reconocer lo bueno y lo malo de las practicaciones universitarias en el conocer científico. Los morbos hermenéuticos que realizamos en la actualidad debemos tomarlos como circunstanciales. Si trabajamos para superarlos para el bienestar y bienser de la gente del pueblo, será bienestar y bienser para mí y para los que me rodean también. Ω En el mundo glocal de los desfavorecidos de hoy, el resultado del quehacer universitario en materia de investigación científica en salud implica y complica unidades complejas, en algunas situaciones y locaciones, contrarias a los objetivos trazados por el docente y el estudiante universitario investigador con la gente del pueblo y en el barrio. Debemos consensuar un nuevo contrato de educación y alfabetización científica. Implica y complica tramado y destramado educativo complementarios. Ω La triada descontextualizada y desunida de pedagogía, andragogía y gerontagogía para el desarrollo y el progreso no es aplicable del todo al mundo científico posmoderno. La orientación podría ser una antropogogía de la autonomía. Ω La posmodernidad debe ser incluida en el pensar complejo del docente y el estudiante universitario. Es un tiempo y un espacio, y con ellos una trama circunstancial que refieren el fin de la modernidad, o al menos, una modernidad en problemas. Ω La locación ideal para la investigación científica en salud debe venir a la mente de nuestros docentes y estudiantes, con la gente del pueblo y en el barrio, y con el sujeto popular menos favorecido. Debe convertirse en semilla deseada de sembrar y de esperar frutos benéficos y comunes para todos. Ω No estaremos buscando solo “construir conocimiento científico”. En la actualidad, la montaña de conocimiento en papel es directamente proporcional a los problemas del 103 CONFLICTO EN EL QUEHACER UNIVERSITARIO INVESTIGATIVO: DESARME Y RECONSTRUCCIÓN PARA UNA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA EN SALUD EN CLAVE DE QUIENSER UNIVERSITARIO CON EL SUJETO POPULAR VENEZOLANO Luis Alexis Díaz mundo de vida, especialmente el de los más vulnerables, tanto como personas únicas como personas en grupos sociales. Ω Conversar y ayudar a solucionar en la practicación científica con el otro será nuestro sur. Ω El lenguaje será muy importante pero también lo será la practicación comprensiva de ese lenguaje en el mundo de vida del otro, de la gente del pueblo en el barrio. Ω No aspiraremos a ser episteme científica dogmática: en el mundo glocal actual reducir el conocer y el hacer a una sola epistémica y practicación científica en la solución de inconvenientes vitales es reduccionismo. Hacerlo nos orientará a nuevos tipos de ignorancia, de fracasos y luego de retorno en el ser y en el tiempo. Ω No estaremos buscando la verdad. Con tanto avance, sobre todo en conocimiento, y la practicación que hemos tenido del uso de él, la verdad no nos hará libres. Por el contrario, nos hará cautivos, encarcelados, supeditados, ocupados, sujetos, sumisos, presos, castos, puros, inocentes, y ninguna de las anteriores se puede ser ni queremos ser. Ω Estaremos siempre vigilantes o autovigilantes porque todo lo anterior puede ser posible, pero también puede tomarse como un imposible, y muchos podrían apoyar el “imposible” construido y patrocinado contra el entretejido “posible”. En su realización, el quienser universitario –al menos el venezolano- muy poco se piensa, está muy lejos, es espíritu, es inmaterial, no me hace estar bien (bienestar) ¿Para qué lo quiero ahora entonces? Su trascendencia se percibe muy lejana. Es mejor dejárselo a los orientales. Claro, algunas veces ni eso se piensa para los adentros del ser humano universitario venezolano de hoy. 100 Revista de Bioética Latinoamericana / 2017 / volumen 20 / Página 77-103 / ISSN: 2244-7482. Rev Bioet Latinoam 2017; vol 20: 77-103 REFERENCIAS Alfaro, R y Cruz, O. (2010). Teoría del conflicto social y postmodernidad. Revista de Ciencias Sociales, No. 128-129: 63-70 (Vol. II-III) ISSN: 0482-5276. San José: Universidad de Costa rica. Alútiza, J. (2005). Las fuentes normativas de la moralidad pública moderna. Contribuciones de Durkheim Habermas y Rawls. Tesis Doctoral, Universidad Pública de Navarra. [Documento en línea]. Disponible: http://www.unavarra.es/puresoc/es/t_alutiz.htm [Consulta: 2016, septiembre 13]. Deleuze, G. (1989). Lógica del sentido. Barcelona: Paidós Studio. Cano, E. (2005). Cómo mejorar las competencias de los docentes: guía para la autoevaluación y el desarrollo de las competencias del profesorado. Barcelona: Graó. Cembranos, F. y Medina, J. (2008). 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