La realidad geográfi ca y la alfabetización ciudadana desde la práctica escolar cotidiana* José Armando Santiago Rivera Email: jasantiar@yahoo.com; asantia@ula.ve Universidad de los Andes Núcleo Universitario Dr. Pedro Rincón Gutiérrez Resumen: En el mundo globalizado es evidente una enrevesada realidad geográfi ca cuyas consecuencias preocupan al colectivo planetario, mientras en la práctica escolar de la enseñanza de la geografía se transmiten contenidos programáticos. Esta discrepancia exige una labor de formación cuya fi nalidad educativa sea alfabetizar a los ciudadanos en la conciencia crítica sobre la necesidad de mejores condiciones comunitarias. Metodológicamente se realizó una revisión bibliográfi ca para estructurar un planteamiento que refl exiona sobre el contexto real geohistórico, la compleja realidad geográfi ca y la renovación de la práctica escolar cotidiana. Se concluye al destacar la exigencia de explicar esta realidad como escenario de la vida comunitaria donde la enseñanza de la geografía debiera renovar su actividad pedagógica cotidiana hacia la formación integral de los ciudadanos. Palabras clave: realidad geográfi ca, alfabetización geográfi ca, práctica escolar cotidiana. Abstract: In the globalized world, it is evident the existence of the convoluted geographical reality whose consequences are causing intrigue to the global group, while in school practice of teaching geography program content is transmitted. This discrepancy requires educational training work whose purpose is educate citizens in the critical awareness of the need for better community conditions. Methodologically a literature review was conducted to structure an approach that refl ects on the geohistorical real * Fecha de recepción: 08-06-2014. Fecha de aceptación: 17-09-2014. 88 context, the complex geographic reality and the renewal of the everyday school practice. It concludes by highlighting the need to explain this reality as community life scenario where the teaching of geography should renew their daily teaching activities to the integral formation of citizens. Key words: geographical reality, geographic literacy, everyday school practice. Résumé: Le monde globalisé est évident une réalité géographique compliquée où ses conséquences inquiètent au collectif planétaire, pendant que dans la pratique scolaire de l’enseignement de la géographie se transmettent des contenues programmatiques. Cette divergence demande un travail de formation avec le but éducatif d’alphabétiser aux citoyens dans la conscience critique sur le besoin de meilleures conditions communautaires. Méthodologiquement nous avons réalisé une révision bibliographique pour structurer un exposé que réfl échit sur le contexte réel geo-historique, la complexe réalité géographique et le renouvellement de la pratique scolaire quotidienne. Nous concluons en soulignant l’exigence d’expliquer cette réalité comme scène de la vie communautaire où l’enseignement géographique doit renouveler son activité pédagogique quotidienne vers la formation intégrale des citoyens. Mots clés: réalité géographique, alphabétisation géographique, pratique scolaire quotidienne. 1. Introducción En el inicio del nuevo milenio se vive un momento histórico en el que se ha hecho habitual la exigencia del mejoramiento de la calidad de vida ciudadana. Un motivo es dar respuesta a los mecanismos alienantes que pretenden disimular las complicadas condiciones socio-históricas originadas por el capital. Por tanto, es necesario analizar las situaciones de subdesarrollo y dependencia, además de conocer las diversas formas de aprovechar los territorios en forma irracional. 89 La situación de este escenario incide en replantear la orientación de la enseñanza de la geografía con el propósito de alfabetizar a la colectividad hacia la formación de la conciencia ecológica y geográfi ca coherente con las complejas circunstancias del mundo globalizado. Allí, un obstáculo es la vigencia escolar de la acción pedagógica centrada en transmitir contenidos programáticos y en sustentar la enseñanza en los fundamentos didácticos decimonónicos. Esta discrepancia entre los cambios de la época actual, la disciplina geográfi ca y su acción educativa revelan que la formación ciudadana es propia del siglo XIX e inquieta su descontextualización respecto del nuevo orden económico mundial, la explosión del conocimiento y la revolución científi co-tecnológica, pues persiste el acto educante reducido al dictado, el dibujo, el calcado y la copia. En efecto, una educación desenvuelta en forma discrepante de los acontecimientos del momento globalizado. Otro aspecto a resaltar de la época es la marcada distancia entre el acto educante y la renovación paradigmática y epistemológica. Así, se distancia de la innovación que ha promovido remozadas explicaciones a las difi cultades de la sociedad, a la vez, ha trastocado la práctica escolar cotidiana tan afecta a los fundamentos del positivismo. De esta forma, poco se aprovechan los fundamentos teóricos y metodológicos de la ciencia cualitativa en la actualización de los procesos de enseñar y aprender. 90 Metodológicamente, se estructuró un planteamiento acorde con ese propósito al realizar una revisión bibliográfi ca con el objeto de analizar la realidad geohistórica contemporánea, entendida como ámbito donde se desenvuelve la enseñanza de la geografía. De igual manera se consideró la problemática ecológica actual, además de razonar críticamente sobre la complejidad globalizada y fortalecer iniciativas formativas ciudadanas, dados los desafíos renovadores de su práctica escolar cotidiana. 2. La realidad geohistórica: el objeto de conocimiento Durante el siglo XIX y hasta mediados del siglo XX, América Latina y el Caribe fueron objeto de una evaluación exhaustiva de sus capacidades económicas, inicialmente por Europa y luego por los Estados Unidos de Norteamérica. Esa labor injerencista diagnosticó las potencialidades territoriales, pues desde sus inicios, la intención fue utilizar la naturaleza en forma agresiva e irracionalmente, mediante mecanismos sutiles y subliminales para, en apariencia, invisibilizar las intenciones de hegemonía y coloniaje. Desde mediados del siglo XX, a esa acción se asoció la maniobra fi nanciera y, con ella, la sumisión perversa a la deuda externa. Hoy día, el pago es una carga pesada traducida en una circunstancia histórica de subordinación y obediencia a los designios del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional. Para Cornieles (2005) este hecho ha debilitado, en los países de la región, las posibilidades de gestionar transformaciones ante la intervención de las empresas multinacionales dado el afán globalizador del capital. 91 Signifi ca que con la globalización se emparenta la actividad del capital a través de las novedosas organizaciones empresariales de alcance mundial, desenvueltas desde una ofensiva fi scalizadora de los territorios, cuyo resultado ha sido la merma ecológica y ambiental. En el caso de los países pobres, marginados y atrasados en los avances científi co-tecnológicos, los mecanismos neoliberales ejercen el descarado monopolio de la explotación de sus recursos naturales con la injerencia del capital multinacional. Recientemente, en la región se ha revelado la tendencia integracionista que unifi ca diferencias y percepciones ideológicas y políticas, también se valora la unidad histórica y cultural común derivada de la acción colonial hispánica como base esencial para enfrentar los retos y desafíos del mundo actual, con el apoyo de la concertación de ideas y esfuerzos. Es la iniciativa de generar un comportamiento solidario para unifi car esfuerzos a fi n de atender las difi cultades históricas y actuales de la globalización. La realidad enunciada es motivo sufi ciente para plantear la exigencia de una transformación que emprenda la integración hacia estadios de progreso y desarrollo. De allí la atención hacia la democracia como ámbito para el fomento de las conductas solidarias en dirección a asumir decisiones responsables y comprometidas con los objetivos de la integración política y social. Lo indicado se corresponde con lo manifestado por Garay cuando afi rmó: El gran cambio que sufrirá la humanidad en el próximo siglo no ocurrirá en el campo económico o militar, sino más bien en la esfera de lo político: el fl orecimiento de la idea de democracia. La democracia directa reemplazaría a la democracia representativa, mediante el recurso al referendo como instrumento básico para la expresión de la ciudadanía… al momento apropiado en que las circunstancias lo ameriten (1999: 29). Si la democracia se erige como el sistema político conducente a facilitar la participación y el protagonismo social de los ciudadanos, se torna imprescindible fomentar la valorización de lo humano y de 92 lo social, de tal manera que se aborde la acción armónica sociedad- naturaleza hacia la formación de la conciencia crítica colectiva. Al respecto, si se pretende fortalecer la democracia, es tarea forzosa examinar la actividad económico-fi nanciera promovida por el capitalismo salvaje. Allí lo esencial será revisar las posturas neoliberales para intervenir la naturaleza y reorientar esas acciones centradas en el mero sentido de acumular riqueza. Si de democracia se trata, se impone enraizar en el sentimiento de la colectividad el afecto a lo natural. En esa dirección, no es fortuito y casual el rescate de las culturas ancestrales y, fundamentalmente, de las formas como abordaron sus territorios al reivindicar la cultura originaria con la fi nalidad de reorientar y contrarrestar la agresividad del capital. De esta forma se coloca en el tapete la vigorización de las actividades económicas aborígenes; por ejemplo: la actualización de las prácticas agrícolas, el trueque como intercambio de productos, la textilería artesanal, la conciencia sobre la importancia de preservar lo natural, entre otros. No solo es el mantener el equilibrio de la naturaleza, sino también preservar sus potencialidades para las generaciones venideras. Es entender esta armonía y su uso racional desde la perspectiva humana. 93 ...la espacialidad capitalista actual, al mismo tiempo, fragmentada, articulada, homogénea y heterogénea; concentradora y disgregadora… nos lleva a sostener lo difícil que resulta poder procesar intelectual, política y éticamente tales conglomerados de contradicciones, a la hora de elaborar transmisiones culturales y pedagógicas a las futuras generaciones (2006: 76). Desde este punto de vista, en el momento de abordar las temáticas y problemáticas derivadas de la acción del capitalismo contemporáneo para organizar los territorios resulta apremiante refl exionar sobre la elaboración de los comportamientos culturales estimulados por la acción mediática, con el objeto de socializar el modelo de vida norteamericano mediante el uso de símbolos, íconos e imágenes, entre otros medios que sustentan la proyección audiovisual de la macdonalización. Se impone, entonces, analizar los efectos condicionantes que esa iniciativa tiene como dirección intencionada en la organización de los territorios y sus espacios geográfi cos. Indiscutiblemente que en esa acción se deben poner en práctica los fundamentos teóricos y metodológicos de la ciencia geográfi ca con el propósito de sistematizar el uso del territorio, organizar el espacio en las nuevas realidades socio-históricas y las transformaciones revolucionarias de la ciencia y la tecnología. Según Villanueva (2002) el capital apela a la ciencia geográfi ca para intervenir los territorios en forma sistemática frente a las presiones que han ejercido recientemente las colectividades ante las nefastas acciones que han acentuado el pronunciado deterioro ecológico y ambiental. La atención acude hacia la manifestación de otras formas para explicar las situaciones geográfi cas desde diversos planteamientos y entender la preservación de las condiciones geográfi cas óptimas, con una visión integral. 94 La ciencia geográfi ca explica, con su labor investigativa, el análisis de los objetos de estudio al aplicar los principios geográfi cos humboldtianos: la localización, la causalidad, la conexión y la generalización. El propósito es descifrar las condiciones ambientales y ecológicas del territorio. También, según Capel y Urteaga (1982) está en capacidad de entender el escenario geográfi co desde la forma cómo la sociedad organiza su espacio, en su estructuración, dinámica y funcionalidad. Ambas posibilidades científi cas dejan ver el espacio geográfi co y su comportamiento y, con eso, revelar la forma cómo los grupos dominantes han organizado su acción intervencionista para aprovechar las potencialidades del territorio. Como complemento, según Van Zanten (2002) se aplica una visión retrospectiva conducente a manifestar la acción desarrollada por el poder político, económico y cultural, al preguntarse, por ejemplo: ¿cómo era antes?, ¿cuál ha sido el proceso histórico?, ¿qué razones lo explican? En las condiciones del mundo contemporáneo, la investigación geográfi ca se ha preocupado por conocer la vida cotidiana de los habitantes de las comunidades. Con eso, se coloca en el primer plano a lo vivido, la experiencia, el sentido común, la intuición y la investigación en la calle, ante el hecho de vivir en comunidad. Aquí es meritorio valorizar el afecto hacia el lugar, reivindicar la actividad cultural local y destacar los saberes experienciales de los habitantes. Desde estos planteamientos, Souto (2003) asume que esos fundamentos tienen notables implicaciones en la formulación de preguntas sobre su labor formativa en la práctica escolar cotidiana, al considerar la fundamental importancia que se les asigna en la educación de los ciudadanos que viven en el siglo XXI. Por tanto, se hace posible proponer opciones pedagógicas y didácticas para fundar respuestas a las complicadas realidades desde una actividad formativa pertinente con la exigencia de una conciencia crítica. 95 Una circunstancia que inquieta a Souto (2003) es que la escuela ha perdido, en las condiciones del mundo globalizado, la exclusividad de educar. Su labor dedicada a qué enseñar y cómo enseñar se encuentra desfasada respecto de las exigencias de fortalecer las iniciativas pedagógicas de por qué enseñar y para qué enseñar. Ahora, el monopolio de la formación ciudadana lo vigorizan los medios de comunicación social, con el agravante de que no hay razonamientos críticos, sino la fi jación de imágenes en la mente. Actualmente, el acto educante mediático tiene el apoyo para formar consumidores compulsivos; en cambio, en el aula de clase persiste el afecto a la actividad informativa tradicional en las aulas escolares. En efecto, en el caso de los medios, educan de una manera sencilla y masifi cada con una intención más orientada a manipular y a alienar que a desarrollar una formación ciudadana consciente. Es entonces una labor pedagógica y didáctica más interesante, llamativa y atractiva que la que ocurre en clase. En la escuela, educar implica el uso del dictado, el dibujo, la copia y el calcado, con fi nes de memorizar contenidos programáticos. Entonces, enseñar geografía desde ambas perspectivas traduce circunscribir lo educante a transmitir informaciones nocionales y conceptuales. El resultado: desviar el entendimiento de las difi cultades ambientales, geográfi cas y sociales, para formar ciudadanos indiferentes e insensibles, tan solo dedicados a memorizar datos, sin traducción en la comprensión del mundo vivido. 96 Es de notable importancia comenzar por entender las circunstancias vividas; específi camente, revelar la causalidad ocultada con el maquillaje de la acción mediática, cuyas repercusiones formativas en los ciudadanos impiden visibilizar la realidad, tal y como ella ocurre. De esta forma, es una tarea fundamental abordar las situaciones características de la realidad geohistórica y constituir sus temáticas y problemáticas en el objeto de conocimiento de la enseñanza geográfi ca. El hecho implica considerar los fundamentos teóricos y metodológicos de la geografía como disciplina científi ca y articularlos con ciencias afi nes para desarrollar estrategias investigativas, de acento pedagógico, tendientes a facilitar oportunidades formativas en la ciudadanía, al indagar las difi cultades que le apremian. Así, los retos y desafíos para mejorar la calidad de vida social tendrán sustento en la explicación crítica del territorio habitado hacia la vivencia geográfi ca humanizada. 3. La complejidad de la realidad geográfi ca Ante lo inclemente, despiadado y cruel de la forma como la acción del capital ha utilizado las potencialidades de los territorios en América Latina y el Caribe, el desafío es educar a los ciudadanos del siglo XXI, habitantes de esta región, con la conciencia crítica capaz de comprender geohistóricamente la orientación humana adecuada para vivir en coherencia con un ambiente sustentable ecológicamente. Es necesario tomar las previsiones para conservar un planeta sano para las generaciones por venir. De acuerdo con Villanueva (2002) es motivo esencial pensar en la renovación en la enseñanza de la geografía, en que es obligación asumir como objeto de estudio la complicación originada por la 97 coexistencia de problemas ambientales, geográfi cos y sociales. Lo inquietante es que ellos originan una situación donde se muestran difi cultades de acento pronunciado; en especial, eventos adversos, catastrófi cos y fatales para la sociedad, además de signifi cativos contratiempos para la colectividad. El suceder cotidiano de alarmantes problemas, cuyo origen es reiteradamente dejado de explicar, pues se trata de causas generadas por el capital y, por tanto, desviadas las refl exiones mediáticas sobre su origen, amerita renovar el acto educante para comprender críticamente la realidad del mundo globalizado en sus cambios y realizaciones. Ya resulta de imperiosa necesidad el análisis de los sucesos, pues es en ese ámbito donde la sociedad aprecia las duras repercusiones de los problemas cotidianos. En la opinión de Cornieles, es imprescindible estimar otras posibilidades para forjar procesos formativos, como lo demandan las circunstancias actuales, exigentes de una educación más ajustada a la época, pues “Se afi rma que no es una época de cambios sino un cambio de época” (2005: 1-4); es decir, se impone comprender el momento vivido, debido a su desenvolvimiento complejo, cuya existencia revela un tiempo histórico particular, especial y exclusivo, de fi sonomía propia. Precisamente, los rasgos más resaltantes son el movimiento dinámico, violento y acelerado donde destacan la incertidumbre, la paradoja y el contrasentido. Se trata de condiciones que también traducen transformaciones e innovaciones mostradas rápidamente como evidencia de un período histórico complejo, intrincado y atractivo e interesante; en otras palabras, una realidad plena de logros signifi cativos y apreciables contradicciones, como de temáticas y problemáticas de apremiante explicación. Un objeto de estudio interesante lo constituye la acción que realiza el capital al aprovechar las condiciones geográfi cas de los territorios, donde priva el acento economicista, pues los grupos 98 capitalistas dirigen su esfuerzo hacia la acumulación de riqueza, sin importar los efectos en el escenario físico-natural y en las colectividades. De allí que sea frecuente apreciar las complejas situaciones originadas por esa labor irracional, muchas de ellas, de acento catastrófi co y adverso. Por ejemplo, en la década de los años setenta del siglo XX, Dausereau (1972) consideraba como problemáticas de interés colectivo la elevación de las temperaturas, el deshielo de los polos norte y sur, la merma de los glaciares de los altos relieves del planeta, el desarrollo de huracanes y tifones de extraordinaria magnitud, lluvias torrenciales e inundaciones desastrosas, como también eventos ambientales imprevistos, además de nefastos. Estas circunstancias son hoy día verdaderas calamidades sociales. Además de estas evidencias, en los centros urbanos, como entornos donde la densidad demográfi ca se manifi esta en forma pronunciada, suceden casos llamativos, fácilmente apreciados en las informaciones habitualmente manifestadas por los medios sobre los sucesos que muestran la intervención espacial de la población pobre, al ocupar terrenos marcados por el acento inhóspito y ocasionar luego accidentes originados por deslizamientos, desprendimientos y movimientos en masa. Igualmente, ocurre en los escenarios campesinos, donde es motivo de inquietud la vigencia de las actividades ancestrales del cultivo de la tierra que desgastan las potencialidades agrológicas por el uso intensivo, hasta la contaminación del suelo con insecticidas, plaguicidas y abonos químicos en general. Además, es problemático el uso indiscriminado del suelo al acrecentar la magnitud de las formas de degradación ambiental y las repercusiones derivadas de las lluvias torrenciales y las inundaciones. Por cierto, ya desde mediados del siglo XX, existía el debate sobre estas difi cultades en los territorios latinoamericanos y caribeños. Según Wettstein (1962), preocupaban sus efectos y los relacionó con 99 la injerencia del capital para intervenir e imponer su hegemonía en los territorios bajo la condición de colonias y/o neocolonias. Desde su punto de vista, ante esta realidad, urgía abordar los hechos para revelar la acción económico-fi nanciera sobre los recursos naturales en la gestión por acumular riqueza. Al volver la atención hacia el desequilibrio integral del planeta, Wettstein estimó que ningún lugar del ámbito terráqueo ha escapado a la intromisión capitalista y a los contratiempos ocasionados por la ruptura del equilibrio establecido por la naturaleza en millones de años y que, en la actualidad, ha afectado en su comportamiento integral el sistema ecológico del plantea de manera categórica. En consecuencia, es obligatorio acelerar acciones para contrarrestar esa variabilidad e inestabilidad. Al refl exionar sobre esta realidad, a fi nes del siglo XX, Tovar (1993) afi rmó que la manifestación de situaciones ambientales y geográfi cas reveladoras de los desequilibrios ecológicos era ya un hecho cotidiano en el que resaltaban los efectos perversos y catastrófi cos. Desde su perspectiva, esos contratiempos deberían ser motivo de atención, debido a que ya comenzaban a mostrar su magnitud inusitada y excepcional para erigirse en difi cultades a considerar por la sociedad por sus repercusiones adversas. Esta controversia del siglo XX se ha prolongado, en el inicio del nuevo milenio, en que las temáticas ambientales y geográfi cas son objeto de atención en las constantes y reiteradas reuniones donde se exponen estudios e investigaciones cada vez más reveladores del deterioro ambiental y la complicada situación geográfi ca. La inquietud se ha acrecentado, por ejemplo, en ecólogos, biólogos y geógrafos, ante el alcance de la ruptura del equilibrio natural y la forma anárquica como se usa el territorio. La magnitud de la expectación ha dado origen al planteamiento reiterativo de opciones para mejorar la realidad ecológica donde destaca la educación y, en ella, la formación de los ciudadanos 100 cultos y sanos con una conciencia crítica y constructiva. Al respecto, se promueve una educación de acento participativo y protagónico, mediante la renovación de la fi nalidad del acto educante, la adopción de reformas curriculares y contenidos programáticos actualizados. Con ese propósito, se ha promovido desarrollar la enseñanza y el aprendizaje hacia el desarrollo endógeno, a objeto de educar en el escenario de las comunidades para fortalecer el interés social sobre las condiciones ambientales y geográfi cas del lugar. Al analizar esta circunstancia, Torres (1996), a mediados del siglo XX, refl exionó sobre la urgencia de convertir al ámbito comunitario como el objeto de estudio de la práctica escolar cotidiana; específi camente, develar las razones que explican sus apremios. Desde su punto de vista, consideró la importancia de comenzar a echar las bases de la conciencia ambiental a partir de la interpretación social en dos direcciones: a) Contrarrestar la actividad intervencionista del capital para utilizar las potencialidades naturales de los lugares y b) Potenciar en los habitantes de la comunidad los razonamientos críticos sobre las inmediatas difi cultades ambientales, geográfi cas y sociales como los contratiempos que trastocan la ecología planetaria. Precisamente, lo descrito pretende, indiscutiblemente, descifrar y mostrar el ejercicio del privilegio económico-fi nanciero sobre el resto de la dinámica del sistema integral de la sociedad. Así, se busca colocar en el sitio real las implicaciones perversas del capital para adueñarse de los recursos naturales. Igualmente mostrar las formas como se realiza su injerencia intangible, sutil e invisible, dado su propósito poco evidente de adueñarse de lo que genera riqueza. En esta situación histórica, la acción educativa debe centrar su esfuerzo en demostrar las nefastas consecuencias que a nivel planetario ha generado la actividad del capital para obtener la riqueza, concentrarla e incrementar las posibilidades de su acumulación. El incremento desaforado del propósito económico-fi nanciero tiene en 101 el estímulo del consumo un excelente escenario para aumentar su bienestar monetario, aspecto que amerita de la refl exión crítica en la formación cotidiana de los ciudadanos. Al pensar sobre los efectos del capitalismo, Santaella (2008) destaca que después de la crisis de la depresión de los años treinta del siglo XX, ha emergido el desaforado consumismo estimulado por el nuevo orden económico mundial. Al respecto, se ha apoyado en la acción informativa que cumplen los medios de comunicación social ante el propósito de educar masifi cadamente a las colectividades que habitan las diversas regiones del planeta. Precisamente, se promueve una educación intencionada para condicionar espectadores consumidores deliberadamente compulsivos. Esta forma pedagógica y didáctica se apoya en la innovación científi co-tecnológica, con el propósito de facilitar la existencia de un mercado seguro y confi able. Se trata de la alienación comunicacional condicionadora de la compra innecesaria, en cuyo fomento se utilizan símbolos, íconos, códigos e imágenes impregnadas de fundamentos psicológicos masifi cadores. Por tanto, se hace inevitable y conveniente, en la renovación de la orientación educativa, el abordaje dialéctico del comportamiento del capitalismo perverso, denunciado por Juan Pablo II, como el capitalismo salvaje. Eso obedece a la presencia evidente de una incuestionable contradicción: mientras la opulencia económico- fi nanciera expone los logros del capital, la sociedad muestra los niveles de pobreza y la fi sonomía de una problemática de alcance planetario. Así, la deuda social del progreso debería ser convertida en temática de la acción educativa; al respecto, analizar las precariedades de la mayoría de los habitantes del planeta en condiciones inquietantes, por ejemplo: el hacinamiento urbano y la desolación rural, la usurpación de terrenos inhóspitos para construir un hogar a la que se unen las enfermedades endémicas 102 y epidémicas, el bajo consumo de alimentos y la carencia de los elementales servicios públicos, como agua, electricidad, vivienda, entre otros. Simultáneamente, a estas difi cultades se asocia la baja calidad de la educación. Su situación es, hoy día, una limitante que ocasiona debilidades y amenazas, pues obstaculiza la posibilidad de educar ciudadanos conscientes de la necesidad de mejorar su calidad de vida y de emprender el racional aprovechamiento de los recursos del territorio que habitan. Esta realidad educativa muestra la contundencia del deterioro social y espacial. La circunstancia enunciada obliga a ser más comprensibles los acontecimientos de la vida cotidiana. En la actualidad, se impone el reto de abordar la complejidad de la vida diaria de las comunidades como vía pedagógica para poder apreciar los sucesos en su desenvolvimiento habitual y, dada la cercanía de lo que ocurre, se convierte en una forma expedita para interpretar las razones que permitan organizar los espacios geográfi cos de acuerdo con sus intereses y exigencias económico-fi nancieras. Es la posibilidad de ver de cerca los eventos y de refl exionar sobre su existencia en forma participativa y protagónica. Esta oportunidad demanda prestar atención a las temáticas habituales y a las problemáticas de la comunidad. Es allí hacia donde la enseñanza de la geografía debe centrar su esfuerzo formativo, por tratarse del escenario donde la sociedad se desenvuelve en sus actos de lo inmediato. Es vincular la escuela con su comunidad. Al respecto, Tonucci explicó: Las enseñanzas escolares producen conocimientos paralelos respecto a los de la vida real: paralelos porque sirven únicamente en la escuela, para repetirlos en caso de control, pero difícilmente utilizables y transformables en habilidades, en instrumentos, en competencias y, por tanto, en comportamientos. Se aprenden muchas cosas, pero se continúa viviendo como si no se conocieran (1993: 20). 103 En consecuencia, su fi nalidad debe ser orientar su esfuerzo pedagógico y didáctico en correspondencia con los renovados fundamentos que se promueven en los escenarios académicos y en la innovación que los docentes de geografía introducen en la práctica escolar cotidiana. Ante las novedosas circunstancias de la época, la enseñanza geográfi ca amerita asumir otras visiones paradigmáticas y epistemológicas, además de los fundamentos teóricos y metodológicos del positivismo, como ha sido tradicional. Para concretar, como la complejidad de la realidad geográfi ca se hace cada vez más enrevesada dado el aceleramiento del desequilibrio ecológico, se impone para la enseñanza de la geografía la tarea ineludible de repensar su acción formativa, pedagógica y didáctica, ante la exigencia de educar a los ciudadanos del siglo XXI y renovar sus planteamientos acorde con los avances del mundo globalizado. Signifi ca, entonces, considerar otras opciones para actualizar el acto educante. Así, la complejidad de la realidad geográfi ca, cuya fi sonomía se comporta cada vez más intrincada y difícil, plantea desafíos a la educación y, en especial, a la enseñanza de la geografía ante la frecuencia como ocurren los eventos socio-ambientales y geográfi cos. Por tanto, es deber revisar desde la práctica escolar los razonamientos aclaratorios de la injerencia del capital, la mayoría de las veces ocultos y/o desapercibidos en las explicaciones sobre el escenario globalizado del nuevo orden económico mundial. Es romper con la pasividad, ingenuidad e indiferencia con que se promueve la enseñanza geográfi ca, circunscrita a la facilitación de nociones y conceptos que desnaturalizan las circunstancias vividas en las colectividades. Como son difi cultades que apremian, se torna obligatorio revisar la labor cotidiana del aula, pues es allí precisamente donde se vivencian los actos habituales para educar los ciudadanos que hoy viven el siglo XXI. Es analizar las vicisitudes comunitarias y ofrecer opciones de cambio de sentido social. 104 4. La renovación de la práctica escolar cotidiana En el escenario epocal del mundo globalizado emerge la exigencia de mejorar la formación del ciudadano del siglo XXI, con una orientación pedagógica que fomente la valorización de lo humano y lo social. Ante una evolución histórica tan caracterizada por confl ictos, violencia, belicismo, exclusión y racismo en América Latina y el Caribe, se impone considerar la existencia de un ámbito justo y sustentable, donde se fortalezcan la unidad regional, la restitución del equilibrio ecológico y la armonía internacional. En esta circunstancia, el propósito fundamental debería apuntar a refl exionar sobre las complejas difi cultades que vive la sociedad globalizada. Allí, el desafío sería descifrar la orientación educativa apoyada en símbolos, códigos, íconos con el aditivo de mecanismos fundantes del interés, el atractivo y lo llamativo hacia el desarrollo de conductas de consumo masivo, comportamientos de indiferencia, apatía, neutrales, apolíticos y desideologizados. Signifi ca que en las realidades del nuevo orden económico mundial, la imposición del pensamiento único y el modelo cultural norteamericano, se promueven mecanismos pedagógicos sustentados en una psicología estudiosa de conductas automatizadas para fi jar estereotipos y tipologías estimuladoras del espectador consumidor desaforado. Así, se desvía comprender la ruptura de la relación sociedad-naturaleza, ocasionada por el capital y desnaturalizar las visiones críticas sobre el desequilibrio ecológico. Ya durante los cambios ocurridos desde los años ochenta del siglo XX, hasta el presente, al explicar esos sucesos, Burk (1981) expuso que en ese momento histórico se presentaba como característica resaltable el desenvolvimiento de cambios vertiginosos y la evidente crisis del paradigma positivista. Además, en la elaboración del conocimiento aparecían otras opciones más fl exibles y los medios de comunicación social ya habían convertido como una realidad concreta la aldea global planteada por McLuhan. 105 Da la impresión de que la escuela tiene como objeto a ella misma. Lo que es peor, es que se ha encerrado en su mismo entorno, vive en un mundo que mantiene sus propias ideas y valores y que entra en contacto con la realidad social con muy poca frecuencia (1992: 3). Si se considera que la enseñanza de la geografía debe sostener que su tarea formativa tiene que ser renovada, pues no puede enseñar de todo, como si se aferrara al enciclopedismo, tampoco puede validar la transmisión de contenidos programáticos como la única opción para enseñar geografía, menos, al transmitir conocimientos de sentido absoluto; ni continuar con la creencia de que tan solo debe enseñar los contenidos geográfi cos escolares, como sus tareas esenciales. En el escenario de estas circunstancias, ya a fi nes del siglo XX, el efecto educativo de los medios era cierto, indiscutible y, por supuesto, originó consecuencias contundentes en la educación, como en los currículos, las asignaturas-disciplinas y las estrategias de enseñanza, especialmente. La situación reveló las contradicciones entre la educación transmisiva y la importancia informativa de los medios; esa discrepancia originó el planteamiento de la Educación Tecnocrática Conductista. 106 Pero quizás un aspecto destacable fue su desfase respecto de los cambios históricos, al reducir el acto pedagógico al aula de clase y descontextualizar el acto educante de su entorno inmediato. En consecuencia, una formación educativa intelectualizada extremadamente circunscrita a fi jar en la mente una noción y/o un concepto; es decir, acumular datos someros, superfi ciales y poco substanciales. Esta situación parece ser reiterativa pues Burk mostró en el siglo XX la obsolescencia educativa, y afi rmó: Los educadores hemos perdido el control sobre la generación venidera. Las masas infantiles y juveniles superan la capacidad de la escuela actual. La educación pública es sin duda la institución más anacrónica de nuestro mundo, la más reacia a cambiar. No sabemos a ciencia cierta qué enseñar provechosamente, para qué educar y cómo orientar espiritualmente a los jóvenes (1981: 407). La vigencia de esta apreciación coloca en el primer plano al carácter obsoleto de la educación afi ncada en los fundamentos pretéritos del siglo XIX. De acuerdo con Estacio (1992) la discrepancia se torna inocultable, pues esta acción educativa permanece vigente en las aulas escolares, al centrarse en transmitir y acumular contenidos que simplemente contribuyen a informar a los ciudadanos sobre los contenidos programáticos y excluye el análisis de la enrevesada realidad del nuevo orden económico mundial. 107 Desde esta perspectiva, la enseñanza de la geografía debe estar en capacidad de abordar la manipulación mediática y sustentar una alfabetización geográfi ca que explique críticamente la complejidad del mundo contemporáneo, a la vez que estimule la vinculación de la escuela con su comunidad al facilitar la acción-refl exión forjadora de una conciencia crítica y creativa, toda vez que los habitantes podrán participar activa y protagónicamente en la transformación escolar y en su entorno inmediato. En atención a este planteamiento, Hollman (2008) destaca que ante un momento histórico donde se ha hecho habitual sentir el movimiento violento, acelerado y apresurado, y es común apreciar las debilidades y amenazas derivadas del aprovechamiento de las potencialidades de la naturaleza, y los extraordinarios y sorprendentes en la ciencia y la tecnología, la institución escolar se comporta como parsimoniosa, estacionaria, retardada y envejecida. En su perspectiva, se torna urgente atender: a) la poca o escasa referencia sobre la globalización en los textos escolares. Eso origina un vacío muy notable en el mundo contemporáneo, cuyo desconocimiento por los ciudadanos del siglo XXI deriva en su condición de desfasados de su realidad vivida. Sin embargo, b) el tema es ampliamente conocido y debatido en los medios de comunicación social y los docentes tienen información al respecto, pero no la comparten con sus estudiantes en el aula. Esta contradicción representa un obstáculo para ofrecer una enseñanza geográfi ca responsable y comprometida que aborde interpretativamente el nuevo orden económico mundial, al desarrollar, desde mediados del siglo XX, una práctica escolar cotidiana desconectada de los adelantos teóricos y metodológicos de la disciplina. ¿Cómo entender las circunstancias cotidianas de un contexto impregnado de relativismo, falibilidad e incertidumbre? 108 Se plantea ahora un recorrido de enseñanza basado en la complejidad a partir de problemas reales para establecer diversas conexiones contextuales y de situación, que generen distintos planteamientos de hipótesis y recorridos de investigación, los cuales intentan tratar el problema planteado desde la colaboración. Y tener presente que puede generarse más de una versión de cada recorrido (1996: 69). Si se aspira a fomentar una acción educativa con capacidad formativa, enseñar geografía implica asumir el escenario de lo inmediato como el objeto de conocimiento. Precisamente es tomar en cuenta que allí se observan diariamente los adelantos del mundo actual, gracias a los medios; también se vivencian las difi cultades ambientales, geográfi cas y sociales como contratiempos en su escenario habitual, natural y espontáneo. De allí la insistencia en revisar la labor educativa de la enseñanza de la geografía orientada a fortalecer la integración a la comunidad. El propósito es aprender a leer la realidad geográfi ca inmediata con la aspiración de vigorizar su acento formativo, al desenvolver estrategias de enseñanza y de aprendizaje centradas en la investigación. Implica entonces indagar los problemas comunales y motivar el protagonismo escolar en el desarrollo de proyectos para ejercitar acciones de transformación comunitaria. Según Vilera (2001), es educar ciudadanos que ejerciten su condición democrática al participar en eventos promovidos por la escuela para dar a conocer sus refl exiones y propuestas. Es motivar en las aulas escolares la elaboración de opciones de cambio que aborden el entorno geográfi co inmediato. El aporte será estimular la socialización del conocimiento obtenido con la acción pedagógica 109 interventora de la realidad geográfi ca comunitaria. En consecuencia, de acuerdo con Santiago Bondel (2008): La acción didáctica debe favorecer que los estudiantes revisen sus propias interpretaciones de los fenómenos estudiados y aplicar saberes para la resolución de situaciones problemáticas. Enseñar geografía sugiere trabajar con ejemplos y estudio de casos, como objetos de estudio que exigen el desarrollo de procesos de actividades desencadenables de otras actividades que se realimentan en lo conceptual, lo metodológico y lo actitudinal. Un punto de partida efi caz desde el punto de vista pedagógico es reconstruir activamente el objeto de conocimiento, desde cómo era antes, cómo ha evolucionado, qué cambios se han producido, qué razones explican los acontecimientos que muestran el proceso realizado, entre otras interrogantes. Aunado a esto, considerar también las representaciones previas que poseen los actores de los sucesos y colocarlos en el plano del entredicho o duda a fi n de evaluar su consistencia, revisar las debilidades y amenazas. En esta acción refl exivo-participativa es necesario desarrollar su explicación al asumir como referencia importante los acontecimientos que suceden en el ámbito de la complejidad de la situación del momento socio-histórico contemporáneo y en la realidad ambiental, geográfi ca y social inmediata. Para Villegas (2001) es apreciar el lugar habitado ante la urgencia de explicar los sucesos donde las personas se involucran con los otros y con su territorio. Es aclarar lo sucedido desde su bagaje empírico. 110 De esta forma, la educación tecnocrática que, sustentada en el conductismo, mermó en la enseñanza y el aprendizaje el estímulo al pensamiento crítico al facilitar procesos didácticos estrictos y rigurosos que le asignaron poca importancia a la explicación analítica, tiene apremios para analizar y comprender la situación actual, donde es conveniente la pluralidad del pensamiento y la participación activa y protagónica de los ciudadanos. Eso obedece a lo planteado por Rodríguez D., cuando afi rma: Esta realidad debe ser considerada como el aliciente más representativo para gestionar el cambio de la enseñanza de la geografía, en el propósito de asumir la realidad socio-histórica como el escenario de sus objetos de estudio. Eso representa motivar la acción analítico-refl exiva, valorar las necesidades de los educandos y de su comunidad, y enseñar armónicamente con los remozados conocimientos y prácticas de la geografía en la gestión por elaborar otros puntos de vista sobre la realidad vivida. De esta forma, se facilitará una labor educativa que reivindique la vivencia comunitaria y rescate la importancia de los lugares en el escenario de la homogeneidad económica y el pensamiento único. Es contribuir a potenciar lo humano y lo social en el escenario de lo inmediato para garantizar el mejoramiento de la calidad de vida. Es apoyar el progreso de la condición social y echar las bases de la merma de los niveles de pobreza en un escenario histórico que valore el desarrollo justo y equitativo. 111 Así, los procesos de enseñanza y de aprendizaje de la geografía asumirán la convivencia escuela-comunidad, entendida como la armonía solidaria y comprometida de los ciudadanos con su entorno desde el ejercicio cotidiano de la actividad indagadora de sus circunstancias más apremiantes. El propósito es elaborar el conocimiento más acorde con lo que sucede y transformarlo, al contar con la participación activa y protagónica de los estudiantes y los habitantes de la comunidad. Indiscutiblemente, la escuela deberá desarrollar los procesos de formación de los ciudadanos, tal y como lo demandan las condiciones del mundo globalizado. En efecto, se debe comprender que la verdad hoy día está afectada notablemente por la relatividad como se mueven los acontecimientos y donde los planteamientos teóricos y metodológicos se renuevan en un ámbito de inestabilidad y de acentuada falibilidad; aspecto reconocido por Rajadell cuando afi rma: “Una enseñanza activa es aquella que busca despertar el interés de los alumnos, de motivarlos a hacerse preguntas y buscarles respuestas y de contribuir a que ellos pongan en marcha procesos cognitivos que lleven a la construcción de aprendizajes signifi cativos” (2001: 465). a) Promover acciones que desencadenen otras actividades, desde lo sencillo a lo complejo, exigentes del análisis del pensamiento abierto. Eso va en la dirección de romper con las secuencias estrictas que establece el conductismo como aseguramiento de la validez y confi ablidad científi ca. Signifi ca 112 asumir la libertad del proceso que se reacomoda para guiar las actividades bajo el acento formativo. b) Gestionar diariamente la construcción de una actitud hacia el cambio; el aceleramiento aparente del tiempo y la complejidad de la realidad vivida. Se trata de prestar atención al contexto del momento histórico y sus repercusiones en la escuela y en su comunidad con el objeto de desarrollar la enseñanza y el aprendizaje en correspondencia con la realidad vivida. c) Contribuir a formar al ciudadano que se involucra en el lugar que habita en procura de estructurar respuestas a las circunstancias de su vida diaria y de superar la condición de espectador indiferente ante las difi cultades que ocurren en otras regiones del mundo, generalmente expuestas diariamente en los medios de comunicación social. d) Comprender desde otras perspectivas, los problemas ambientales, geográfi cos y sociales derivados de la interactuación diaria, para orientar la enseñanza y el aprendizaje geográfi co hacia la formación cívica, la responsabilidad, el compromiso por la transformación social y fortalecer el sentido y signifi cado de la democracia como aspiración política. La iniciativa de renovar la enseñanza desde los aspectos descritos trae como consecuencia asumir las actividades pedagógicas y didácticas cotidianas como escenario para ejercitar la participación y el protagonismo, tanto del docente como de los educandos. Vale resaltar que en esa acción formativa se deben poner en práctica orientaciones como enseñar lo fácil para entender lo complicado; explicar lo inmediato, con el objeto de deducir lo intrincado de lo globalizado. Igualmente superar la vigencia de la memorización para ejercitar el pensamiento abierto, como base para gestionar la 113 preocupación por comprender lo enredado de la realidad vivida en el ámbito comunitario. Por tanto, al refl exionar sobre lo más cercano, se podrán gestionar respuestas factibles de originar cambios a las difi cultades confrontadas en el escenario vivido. Se trata de repensar la realidad que el ciudadano habita y fomentar valores que fortalezcan la responsabilidad y el compromiso social. Para concluir, en la complejidad del mundo actual, es necesario entender que la escuela está desconectada de su entorno. Ese inconveniente determina para la enseñanza de la geografía la exigencia de remozar su práctica escolar cotidiana, con el viraje teórico-práctico y el desarrollo de la investigación. Se debe entender el mundo inmediato, sus inconvenientes y desafíos en procura de una mejor calidad de vida ciudadana más humana, responsable y comprometida con el cambio social. Las adversidades nefastas y hostiles que se presentan como hechos impredecibles, aunado a los inciertos eventos demandantes de comportamientos analíticos inciden en el fomento de la actividad hermenéutica develadora de las causas que la explican en forma integral y exhaustiva. De allí la urgencia de volver la mirada hacia una geografía humanística y a la pedagogía crítica, con el propósito de sensibilizar a la sociedad sobre el mejoramiento de la calidad ecológica. 114 5. Consideraciones fi nales Luego de los acontecimientos de la segunda guerra mundial repuntó el conocimiento y la práctica geográfi ca hacia la comprensión del novedoso comportamiento del capital, al extremo de que se le ha califi cado como una extraordinaria aliada del poder económico en el aprovechamiento de las potencialidades de los territorios, la defi nición de modelos para organizar la funcionalidad empresarial y orientar la acción mercantilizada sostenida hacia el fortalecimiento del consumo colectivizado. Pero, del mismo modo, recientemente la geografía científi ca ha sistematizado otras perspectivas para abordar las circunstancias y una de ellas ha apuntado a preocuparse por las temáticas y problemáticas de lo social. El propósito es asumir la vida social en sus escenarios cotidianos, revisar su desenvolvimiento actual desde la retrospectiva histórica y también revelar desde la subjetividad de los habitantes de la comunidad las opciones de cambio y trasformación que sus circunstancias ameritan. Eso implica que: • La enseñanza de la geografía tiene que considerar que su labor formativa debe conducir a la alfabetización de los ciudadanos desde la interpretación crítica de su geografía comunitaria y la comprensión de la complejidad del mundo globalizado. • Enseñar geografía debe traducir la refl exión analítica de los acontecimientos que evidencian el comportamiento de la época. Es comprender el escenario del momento histórico dinámico y de cambios inciertos, eventuales y contradictorios. 115 • La orientación pedagógica y didáctica de la enseñanza geográfi ca debe apoyarse en la lectura de las noticias, informaciones y conocimientos, los cuales facilitarán el análisis de los acontecimientos cotidianos en el aula de clase. • La enseñanza geográfi ca debe considerar en forma apremiante los fundamentos teóricos y necesarios de los planteamientos geográfi cos y pedagógicos que permitan contribuir a menguar los nefastos efectos del pensamiento único. • La magnitud de la explosión del conocimiento se ha convertido en un extraordinario apoyo para dar el salto desde la transmisión de contenidos programáticos hacia la elaboración de este conocimiento. • La enseñanza de la geografía no puede ser indiferente a las propuestas innovadoras de los paradigmas y epistemologías cualitativas que facilitan elaborar el conocimiento desde otras perspectivas científi cas. • Enseñar geografía debe traducirse en una gestión de la participación activa y protagónica de los estudiantes en la explicación de la realidad geográfi ca de la comunidad que habitan. Desde lo descrito, en el ámbito pedagógico y didáctico, es necesario prestar mucha atención a los sucesos que ocurren en el desenvolvimiento cotidiano del aula de clase. Una razón de peso es la acentuada discordancia entre los acontecimientos del entorno y los del escenario escolar, donde se revelan la fi nalidad educativa, el currículo, las teorías de la enseñanza y del aprendizaje, especialmente. Es decir, se impone revisar con apremio la enseñanza geográfi ca en la práctica escolar cotidiana. La exigencia es explicar geográfi camente las realidades de los países pobres, desfasados tanto de los cambios de la época como del análisis refl exivo de las difi cultades originadas por el capital al intervenir sus territorios. Es un reto ineludible refl exionar sobre sus necesidades más apremiantes, debido a los enrevesados hechos que 116 amilanan las posibilidades para avanzar al logro de transformaciones signifi cativas y contundentes en la realidad geográfi ca. La complicada realidad geográfi ca y el atraso y la obsolescencia educativa, pedagógica y didáctica demandan de una enseñanza de la geografía con la capacidad necesaria para contribuir a formar la personalidad de los ciudadanos, acorde con la participación-refl exión crítica y constructiva de sus propias situaciones comunitarias, en la dirección de echar las bases de la transformación geográfi ca del escenario de lo inmediato desde una lectura sustentada en el acto indagador de su realidad vivida. Referencias ASOCIACIÓN DE GEÓGRAFOS ESPAÑOLES (2005, 04 octubre). Declaración internacional sobre educación geográfi ca para la diversidad cultural. [Documento en línea]. Disponible en www.age.es. [Consulta: 2014, febrero 15]. BAHACHILLE, M. (1992, septiembre 08). ¿Está en quiebra nuestro sistema educativo? Diario de Caracas, p. 8. BURK, I. (1981). Filosofía. Caracas: Ediciones Ínsula. CAPEL, H. y URTEAGA, J. L. (1982). Las nuevas geografías. Barcelona (España): Salvat Editores. 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