4 A C C I O N P E D A G Ó G I C A, Vol. 9, Nos. 1 y 2 / 2000 La autorregulación y la metacognición El preciosismo de las palabras no debería volver misterioso un tema tan antiguo como es el hombre: la conciencia reflexiva sobre lo que él hace y piensa. Desde que Sócrates dejó escul- pida para la historia su máxima metacognitiva, "sólo sé que nada sé", los filósofos no han deja- do de tematizar el conocimiento humano como objeto de reflexión. Ello configuró un campo de saber denominado Teoría del Conocimiento, que en el siglo XX fue desplazado por la prestigiosa Epistemología, está ultima más dedicada al aná- lisis de la producción del conocimiento científi- co que al conocimiento en general. Fueron los fenomenólogos y existencialistas francesesquienesdefinieronlaconcienciaespon- tánea o "irreflexiva" como aquella que es absor- bida por las cosas cuando me dedico a observar- las, como cuando me detengo en el cielo azul o me quedo absorto contemplando el horizonte o embebido en la construcción de un mueble o de una receta de cocina. Es también conciencia afectiva, nuestros sentimientos y rechazos. En cambio, por la conciencia reflexiva ponemos atención a lo que hacemos o pensamos como tema de reflexión, para indagar en qué estamos, cómo vamos, cómo lo estamos haciendo y cómo podríamos continuar en adelante. La conciencia explícita sobre lo que sabemos, pensamos o hacemos podría llamarse metacon- ciencia, y cada acto de conciencia intencional y reflexiva sobre algún conocimiento podría de- nominarse en general "metacognición", como lo vienen haciendo durante los últimos veinte años numerosos investigadores y psicopedagogos dedicados al estudio ya no sólo del conocimien- to,sinodelaprendizajecomoproceso cognitivo, bajo dos aspectos principales (Brown, 1987): 1. Comoconocimiento "declarativo"queobtie- neelsujetoaprendizdesusprocesoscognitivos sobreloquesabe, sobreloqueentiendeme- nosoloqueentiendemejor,lo que es claro o confuso, quién le explica y argumenta mejor, con más claridad y persuasión, qué tarea o materialeesmásdifícildeaprender,desolu- cionar o de recordar. 2. Comoregulación"procedimental"delospro- cesoscognitivos,esdecir,cuálesprocedimien- tos y estrategias adopta conscientemente el aprendizparafacilitarsuprocesodeaprendi- zajeyculminarconéxitosutareadecompren- deruntexto,solucionarunproblema,recordar unafórmula,etc.Estasestrategiasautorregula- doraspuedenserdetresórdenes:deplanifica- ción,anticipándosealasdificultadesyprevi- niendoposiblestácticasparaenfrentarlasdifi- Autorregulación, metacognición y evaluación En el presente artículo, el autor aborda la metacognición como proceso autorregulador del aprendizaje, el cual puede potenciarse gracias a una adecuada intervención docente. Este aspec- to lo fundamenta principalmente en la teoría de Vygotski, sobre todo al tener en cuenta la me- diación de los "expertos". El autor explica cómo debe considerarse la metacognición en una eva- luación verdaderamente pedagógica, que obre en consecuencia con los principios de una enseñan- za basada en los conocimientos y progresos del estudiante. De este modo, a lo largo del artículo se establece y enfatiza la relación estrecha e in- separable entre los procesos de aprender, ense- ñar y evaluar. EVALUACIONDOSSIER Palabras clave: Autorregulación, evaluación, metacognición, metaevaluación. Rafael Flórez Ochoa / Autorregulación, Metacognición y Evaluación Rafael Flórez Ochoa Universidad de Antioquia, Colombia raflorez@col3.telecom.com.co 5 A C C I O N P E D A G Ó G I C A, Vol. 9, Nos. 1 y 2 / 2000 cultades; de control, monitoreando de alguna maneraeldesarrollodelatareamedianterevi- siones, rectificaciones y constataciones sobre la marcha; y de evaluación de resultados, al finaldelatarea,chequeandolaeficaciadelas estrategiasutilizadas(Brown,1987). Ambos aspectos de la metacognición, así tan genéricamente enunciados, son categorías tan abstractas que parecen un menú más apto para filósofos y epistemólogos de la Pedagogía que para educadores propiamente hablando. Sobre todo, habrá que empezar a distinguir con preci- siónquéserálocognitivoyquélometacognitivo, o cuál es la naturaleza y función de las activida- des cognitivas. Pues como ya dijimos, la idea de la metacognición que nos ocupará se refiere más a los conocimientos que las personas tienen so- bre su propia cognición, motivándolas a prever acciones y anticipar ayudas para mejorar su ren- dimiento y resolver mejor los problemas.Así por ejemplo, un estudiante de escuela primaria pue- de dominar las tablas de multiplicar (capacidad cognitiva) y, sin embargo, no ser capaz de utili- zar ese recurso para resolver un problema senci- llo de aritmética elemental, porque no reconoció la situación planteada como un campo de apli- cación de la multiplicación (capacidad metacog- nitiva). Lo que más interesa en el estudio de la metacognición es ver la relación entre lo que el sujeto sabe y lo que logra realizar en la solución del problema o de la tarea propuesta, es decir la regulacióndelacogniciónydelaprendizaje,qué actividades, procedimientos y procesos permi- ten al aprendiz culminar con éxito la solución de los problemas escolares o vitales. La explicación última que encuentra Piaget al desarrollo progresivo y constructivo de la in- teligencia del niño no es biológica ni heredita- ria, sino principalmente interna al sujeto, un fac- tor interior sin plan preestablecido, ni determi- nista, pero que estimula la innovación a partir del avance precedente. Tal mecanismo interior no es otro que "un proceso de equilibración en el sentido cibernético de una autorregulación, es decir, una serie de compensaciones activas del sujeto en respuesta a las perturbaciones exterio- resydeunaregulaciónalavezretroactiva(feed- back) y anticipadora" (Piaget, 1969, p. 156). ObsérvesequePiagetnoserefieresimplemen- tealmundodelosestímulosexternos,oalatrans- misiónexteriorqueseconectasegúnlosconduc- tistas con la conducta del sujeto, sino que lo im- portante es que ese estímulo exterior "perturbe" la interioridad cognoscitiva y genere el "desequi- librio", el conflicto cognitivo, para que el sujeto se movilice, evalúe la situación creada y busque interiormente nuevos niveles y reorganización de equilibrio mental, mediante el juego activo de compensaciones y de "información de retor- no", que permite que el sujeto vaya procesando las aristas, contradicciones e incoherencias en un proceso de autorregulación y ajuste interior más o menos consciente, hasta restaurar el equilibrio perdido.Así, toda nueva acción tiene la doble posibilidad de reproducir el pasado y de innovar e inaugurar nuevas posibilidades no previstas en la acción anterior. La acción presenteinaugura el futuro, y éste no está destinado a repetir el pasado, sino a abrirse a la innovación, a la crea- ción, al aprendizaje. Para Piaget las actividades y compensaciones que autorregulan la cognición, que son parte In this paper, the author treats metacognition as a self-regulating process of learning, which, in turn, can be enhanced by an appropriate teaching intervention. This aspect is mainly based in Vygotski's theory, specially when considering pedagogical mediation of "experts". Moreover, the author expose how metacognition has to be considered in a truly pedagogical assessment, which should act accordingly to the principles of an educational theory, based on khowledges and progresses of students. EVALUACION DOSSIER Key words: Self-regulation, assessment (eva- luation), metacognition, metaevaluation. Rafael Flórez Ochoa / Autorregulación, Metacognición y Evaluación 6 A C C I O N P E D A G Ó G I C A, Vol. 9, Nos. 1 y 2 / 2000 sustancial de la metacognición, ocurren de ma- nera consciente y como actividad planeada cuan- do el pensamiento superior, lógico formal ya se ha desarrollado. En los estadios inferiores de desarrollo cognitivo las autorregulaciones pue- den ser menos concientes. Ahorabien,comoelprocesodedesequilibrio- reequilibración no tiene fin en la vida de un su- jeto, las regulaciones implementadas hoy, ma- ñana podrían ser reconsideradas y ser objeto de revisión mediante nuevas autorregulaciones, y así sucesivamente; es decir, lo que hoy conside- ramos "metacognitivo" luego será cognición su- bordinada a nuevas estrategias metacognitivas. Precisamente porque en el constructivismo todo está en reconstrucción permanente, no tiene tan- ta importancia esta contraposición entre cogni- ción y metacognición, aunque la distinción en- tre ambos conceptos se haya convertido en rica fuente de elaboraciones psicopedagógicas. La metacognición en la enseñanza En las actividades de enseñanza y aprendiza- je intervienen simultáneamente un proceso de interiorización y otro de exteriorización de las actividades de regulación. Por un lado, las acti- vidades de regulación realizadas por la otra per- sona en interacción con el niño (cuando corrige, pregunta, le indica alguna información o le anti- cipa la acción que debe realizar), este último las va asimilando progresivamente, interiorizando. Pero por el otro lado, el niño ha de ir manifes- tandoestasactividadesderegulación(corrección, cuestionamiento, búsqueda de información, an- ticipación, etc.) Ya podemos imaginar que el énfasis en las actividades metacognitivas de parte de estos in- vestigadores genera una serie de consecuencias interesantes para la enseñanza y la evaluación del rendimiento escolar, siendo la primera y más importante consecuencia que las actividades y procedimientos metacognitivos que ayudan al alumno a resolver por sí mismo con mayor efi- cacia los problemas se pueden enseñar a los alumnos de manera intencional y explícita, y específicamente para cada problema, pues pare- ce que las actividades reguladoras son más im- portantes para la comprensión del problema que las definiciones cognitivas y las declaraciones conceptuales. La segunda conclusión es que los buenos alumnos, los que logran descifrar los misterios de la enseñanza escolar y de lo que se espera de ellos, son precisamente aquellos que logran me- jorar, controlar y evaluar su actividad de apren- dizaje gracias a su autoconocimiento y su moti- vación respecto de la materia (o tarea propues- ta). El alumno eficiente es precisamente el que se autoevalúa en su actividad de aprendizaje, y sobrelabasedesuslimitacionesyerroresescapaz de ajustar su proceso de aprendizaje. En la perspectiva pedagógica cognitiva está claro lo que significa la formación: avanzar en la capacidad de pensar y de decidir con autono- mía sobre el mundo propio y el mundo que nos rodea. Ahora bien: ¿Cuáles experiencias educa- tivas seleccionar? ¿Qué materiales y contenidos proponeralosalumnos?¿Cómoevaluarelapren- dizaje de los alumnos sin criterios claros sobre cuáles aprendizajes son más importantes y más formativos? Pues, a la hora de evaluar, lo que el profesor puede considerar y ponderar son los avances en el aprendizaje; la formación es una abstracción intangible de orden superior, ni si- quiera indirectamente abordable ni evaluable. Para abordar esta problemática, ya la Peda- gogíadelaEscuelaNueva,enpalabrasdeDewey (1989), nos ofrece algunas pistas: No todas las experiencias son verdaderas o igualmente educativas. Algunas experiencias son antieducativas. Una experiencia es antieducativa cuando tiene por efecto detener o perturbar el desarrollo de experiencias posteriores [...] Así EVALUACIONDOSSIER Rafael Flórez Ochoa / Autorregulación, Metacognición y Evaluación «Las actividades y procedimientos metacognitivos se pueden enseñar a los alumnos de manera intencional y explícita, y específicamente para cada problema». 7 A C C I O N P E D A G Ó G I C A, Vol. 9, Nos. 1 y 2 / 2000 como ningún hombre vive o muere por sí mis- mo, así tampoco ninguna experiencia vive o muere por sí. Toda experiencia continúa vivien- do en experiencias ulteriores. De aquí que el problema de una educación basada en la expe- riencia es seleccionar aquel género de expe- riencias presentes que vivan fructífera y creadoramente en las experiencias siguientes [...] Toda experiencia debe preparar una perso- na para ulteriores experiencias de una calidad más profunda y expansiva. Este es el verdadero sentido del crecimiento, la continuidad y la re- construcción de la experiencia. Es un error su- poner que la nueva adquisición de cierta canti- dad de aritmética, geografía, historia, etc., se enseña y estudia porque puede ser útil alguna vez en el futuro; y es un error suponer que la adquisición de destreza en la lectura y la aritmé- tica constituye automáti-camente una prepara- ción para su efectivo uso en condiciones muy diferentes de las que se adquirieron (pp. 22 y 55). Es importante destacar dos aspectos claves de estetextodeDewey:en primerlugar, la conexión ineludible que el buen maestro necesita tener siempre presente, entre la experiencia de apren- dizaje particular y específico objeto de su ense- ñanza, y la repercusión de fondo de ese aprendi- zaje sobre la formación profunda de la persona. Y en segundo lugar, la irrelevancia formativa de muchos contenidos de las materias y de los pla- nes de estudio para la verdadera formación hu- mana en sus aspectos cruciales de pensar, deci- dir y convivir. Por supuesto que los alumnos necesitan aproximarse a las ciencias, y lo querrán hacer con gusto si los temas y problemas que se les proponen parten de su experiencia vital presen- te: "Ningunaexperiencia eseducativasinotien- de a un conocimiento de más hechos y una con- sideración de más ideas, y a una organización mejor y más adecuada de ellos. No es verdad que la organización sea un principio ajeno a la experiencia. De lo contrario la experiencia esta- ríatandispersaqueseríacaótica" (Dewey,1960, p.110). Y no hay forma mejor de organizar los conocimientos y los hechos que las ciencias mismas. De aquí que las propuestas minimalistas para universalizar la educación básica, asegurán- doles a los alumnos económicamente menos fa- vorecidos(quesonlagranmayoría)simplemente las destrezas mínimas del cálculo aritmético y de la lectoescritura para que luego se puedan "defender" en la vida, es una propuesta inefi- ciente y resignada que renuncia a la perspectiva de la pedagogía de aprender a aprender, y sobre todo de "formar actitudes como desear seguir aprendiendo" (Dewey, 1960, p. 57) y desarro- llar las habilidades de pensamiento de los alum- nos a través de sus experiencias escolares "hasta convertirlos en pensadores competentes" (Res- nick y Klopfler, 1997, p.15). Para ello, la escuela tradicional tendría que dejar de ser un lugar donde se aprenden cosas para transformarse en un lugar en donde se pien- san las cosas y las raíces explicativas de los fe- nómenos de la vida que rodea a los alumnos. El maestro debería dedicarse no a transmitir cono- cimientos, sino a crear ambientes cognitivos de aprendizaje a sus alumnos. Para ello debería ase- gurar al menos tres condiciones (Resnick y Klopfer, 1997, p. 29): 1. Proponer a los alumnos tareas y retos rea- les: escribir un artículo para un periódico de la comunidad, explorar un fenómeno físico que todavía está en estudio, o resol- ver un problema de matemáticas que re- sista a la primera solución. 2. Que parte de la solución de la tarea exija práctica en el contexto natural real. 3. Que el alumno tenga la oportunidad de observar a otros haciendo lo que se espera que él aprenda, no sólo para obtener pau- tas procedimentales en vivo, sino para verbalizar críticamente lo observado. En la perspectiva cognitiva las cosas cambian radicalmente porque la enseñanza parte de pro- blemas o temas sentidos por los alumnos, que hacen parte de su vida real y de su interés vital. Y no sólo esto. El proceso de pensar y de apren- der lo alimenta el mismo aprendiz con sus cono- cimientos, ideas y experiencias previas acerca del problema propuesto. E incluso, el proceso mismo de colaboración, de búsqueda, de conje- turas y de pruebas y argumentaciones corre tam- EVALUACION DOSSIER Rafael Flórez Ochoa / Autorregulación, Metacognición y Evaluación 8 A C C I O N P E D A G Ó G I C A, Vol. 9, Nos. 1 y 2 / 2000 bién por cuenta de los alumnos como participan- tes activos y creadores en cooperación con sus compañeros (y en emulación con ellos).La ale- gría y la satisfacción que obtienen en el aprendiza- je vital es en presente, no para el futuro, y la ga- nancia que van logrando la afianza en su búsque- da, como espías que descifran un misterio actual. Y la búsqueda del nuevo conocimiento se potencia gracias al desequilibrio generado por la insatisfacción y la duda que resulta del "con- flicto cognitivo", una especie de ruido, de impo- tencia, de vacío, de contradicción o de perpleji- dad que le ocurre a la estructura cognitiva del aprendizaje ante lo desconocido, o falsamente conocido. No hay congruencia entre lo que el alumno sabe o cree saber y la complejidad del fenómenoqueseleponealfrente.Entoncesviene la inseguridad, la incertidumbre y la búsqueda de un nuevo equilibrio cognitivo, que no termi- nará ni hallará descanso ni compensación dife- rente, sino cuando ocurra la nueva comprensión congruente con la situación que aclare las cosas, que permita la aceptación y el compromiso del juicio del aprendiz.Así, la motivación es intrín- seca al aprendizaje mismo y no puede marginar- se ni aislarse cuando el profesor evalúa, ni cuan- do el alumno autoevalúa. Metacognición y evaluación Esfácilimaginarlotrivialeseirrelevantesque son las decisiones de algunos profesores tradi- cionalesparalaformacióndesusalumnoscuando los autorizan a calificarse ellos mismos las ta- reas y trabajos escolares como en un acto mag- nánimo del profesor "maternal" que cede parte de su poder calificador a sus alumnos para man- tenerlos contentos. Claro que alguna sonrisa lo- grará sacar de sus rostros juveniles, pero nada estará aportando a su desarrollo y formación se- mejante facilismo académico. La autoevaluación verdaderamente pedagó- gica requiere de ciertas condiciones pedagógi- cas y de enseñanza para que tenga sentido for- mativo. En primer lugar, sin aprendizaje auto- rregulado durante el proceso mismo de su cons- trucción, la autoevaluación de resultados es una actividad tardía y poco significativa. En segun- do lugar, la autoevaluación oportuna es la que acompaña al monitoreo y aplicación de las es- trategias y procedimientos autorreguladores del aprendizaje en cada materia o área de conoci- miento. La que le permite al aprendiz saber y decir en cada momento del proceso cómo va, qué dificultad se le está presentando y cómo re- solverla, y si es el caso retroceder o cambiar de estrategia. El hecho es que la evaluación forma- tiva no tiene otro objeto que conseguir que los estudiantes sean capaces de construir y aplicar- se un sistema efectivo de autorregulación de su propio aprendizaje. Para ello el estudiante auto- rregulado necesitaría, según San Martí y Jorba (1995), aprender al menos tres cosas: 1. Identificar los motivos y objetivos del aprendizaje que quiere realizar. 2. Anticipar, representarse y planificar las operaciones necesarias para llevar a cabo cada proceso de aprendizaje, seleccionan- do los procedimientos, estrategias, orden de ejecución, resultados esperados, etc. 3. Identificar los criterios de evaluación para saber si las operaciones se desarrollan como estaba previsto, y qué correctivos se podrán tomar sobre la marcha. La diferencia entre los estudiantes exitosos y los demás no radica en la cantidad de conoci- mientos básicos y procedimientos estratégicos adquiridos por el estudiante exitoso, sino más bien en su disposición a utilizarlos para el logro del nuevo conocimiento, lo que exige dedica- ción y trabajo esforzado. La motivación ya no es entonces una energía previa con la que hay que contar de todas maneras como prerrequisito y sustrato del aprendizaje, sino que se convierte en dimensión intrínseca del aprendizaje digna de consideración e investigación para los nuevos psicopedagogos constructivistas que durante mucho tiempo se dedicaron a estudiar solamen- te el desarrollo de la inteligencia y del pensa- miento, y dejaron el aspecto afectivo y motiva- cional para otros especialistas. Hoy día la moti- vación y el aprendizaje ya no se investigan por separado, y los estudiosos de la cognición se EVALUACIONDOSSIER Rafael Flórez Ochoa / Autorregulación, Metacognición y Evaluación 9 A C C I O N P E D A G Ó G I C A, Vol. 9, Nos. 1 y 2 / 2000 ocupan también de la motivación. Igualmente,asícomolaredefinicióncognitiva del aprendizaje incluye la motivación, también considera como un factor imprescindible de la autorregulación metacognitiva exitosa la presen- cia de la actividad cooperativa y la colaboración del grupo en la construcción de significados y resolución de problemas que no lograría el estu- diante promedio trabajando aisladamente. Pare- ce que el ambiente social que genera el grupo es un espacio propicio para modelar estrategias de pensamiento eficaces, porque los estudiantes sobresalientes pueden mostrar formas de abor- dar el problema, de interpretar y argumentar que abren horizontes mentales a los demás alumnos, y porque se distribuyen aspectos de la tarea, que luego integran cooperativamente, logrando una producción combinada y compleja que cada uno por separado no lograría, y también porque la crítica mutua durante el trabajo compartido pue- de ayudar a mejorar el resultado (Resnick y Klopfer, 1997, p. 27). Pero, sobre todo, el ámbito social puede per- mitir a los alumnos el desarrollo del pensamien- to crítico y descubrir lo valioso que es argumen- tar,cuestionar, interpretar críticamente una situa- ción y exigir razones y justificaciones a la con- traparte. A través de la participación en comuni- dades, los alumnos aprenden a estar alertas a los contenidos ideológicos de los discursos de la gente y a pensar todo el tiempo , y "a verse a sí mismos como capaces y obligados a comprome- terseenanálisiscríticoyenlaresolucióndepro- blemas"(Resnick y Klopfer, 1997, p. 27). La condición pedagógica social-cognitiva que le da sentido pleno a la evaluación y a la coeva- luación (entre pares) como motor del aprendiza- je exige que en la enseñanza impere el trabajo cooperativo. Si el conocimiento se construye entre todos a partir de discusión y del trabajo en equipo, pierde vigencia la competencia indivi- dualista. Las condiciones de la cooperación in- telectual se cumplen en un grupo cuando: [...] cada integrante es capaz de respetar y tratar de comprender los puntos de vista de los demás y adaptar su propia acción o contribución verbal a la de ellos. El estudiante razona con más lógi- ca cuando discute con otro. Frente a los demás lo primero que se busca es evitar la contradic- ción y, también, la objetividad, demostrar, dar sen- tido a las palabras y a las ideas [...] La coopera- ción es lo que permite sobrepasar las intuicio- nes egocéntricas y tener un pensamiento móvil y coherente. Es difícil que se adquieran hábitos intelectuales rígidos y estereotipados cuando hay la obligación de tener en cuenta otros puntos de vista además de los propios [...] El trabajo en gru- po favorece a todo tipo de estudiantes, tanto a los que tienen dificultades de aprendizaje como a los que no [...] La necesidad de explicar los pro- pios razonamientos obliga a concretarlos y desa- rrollarlos. Sólo se es capaz de explicar algo a los demás cuando se tiene un buen conocimiento de ello y en el transcurso del proceso de comunica- ción se mejora notablemente la calidad de las ideas expresadas (San Martí y Jorba, 1995). La función evaluativa del profesor conven- cional cambia radicalmente al cambiar la pers- pectiva de la enseñanza. Los decretos oficiales logran muy poco de los educadores cuando les ordenan cambiar el sistema evaluativo y dejan los demás aspectos del proceso tales cuales. Para cambiar la evaluación es necesario cambiar el modelo pedagógico, el currículo y la manera de enseñar: Enseñar, aprender y evaluar son tres procesos inseparables, no se puede cambiar uno solo sin cambiar los demás. Así, cuando el profesor convencional evalúa, sus calificaciones tienen no solo cierto sentido pedagógico, sino también una función social en la medida que compara a cada alumno con el rendimiento del grupo (evaluación según nor- ma) e inevitablemente lo clasifica, lo selecciona y le pronostica de alguna manera su orientación futura.Enunenfoquecognitivoparaformarpen- sadores competentes el profesor tiene que em- pezar por resolver qué va a evaluar. Y segura- mente tendrá que identificar y describir no sólo los tipos de aprendizaje categorizados según el grado de complejidad y de profundidad cogni- tiva,sinoqueserámuyimportanteevaluareluso de procedimientos y estrategias autorregulatorios pertinentes durante el desarrollo del proceso de aprendizaje y el avance logrado en la habilidad para pensar el tema objeto de enseñanza, e in- cluso evaluar las estrategias comunicativas y las EVALUACION DOSSIER Rafael Flórez Ochoa / Autorregulación, Metacognición y Evaluación 10 A C C I O N P E D A G Ó G I C A, Vol. 9, Nos. 1 y 2 / 2000 formas de comunicación durante las actividades cooperativas realizadas con el grupo de la clase. La evaluación del rendimiento académico de losestudiantessehadefinidoracionalmentecomo la congruencia entre la respuesta requerida a los estudiantes y el objetivo de aprendizaje propues- to. La evaluación positiva depende de la con- gruenciaentrelapreguntayelobjetivodeapren- dizaje propuesto. Para el educador conductista que ha formulado sus "objetivos específicos" no hay mayor dificultad en la evaluación, pues des- de la formulación del objetivo instruccional ya están enunciadas prácticamente las condiciones de la evaluación y el tipo de conducta que el es- tudiante tendrá que exhibir como indicador de su dominio del objetivo. Mejor dicho, práctica- mente no se diferencia el indicador del logro del objetivo específico mismo, pues éste está formu- lado desde el principio en términos de la con- ducta observable que se espera del estudiante: "el estudiante escribirá tantas palabras por un minuto sobre la maquina X, sin cometer ningún error". Elobjetivoespecificoeselfinyelmedio a la vez. Aunque los conductistas concuerdan unánimementeenlanecesidaddeoperacionalizar los objetivos en términos conductuales para po- der evaluarlos, algunos tratan de diferenciar los objetivos de la enseñanza de los objetivos "es- pecíficos", llamando a los primeros fines educa- tivos: Por objetivos conductuales no debe entenderse los fines que pretendemos alcanzar por medio de la escuela sino, más bien, los indicadores de ejecución que pueden considerarse como prue- bas de que se han alcanzado dichos objetivos o de que se espera alcanzarlos con el tiempo [...] Estas conductas pueden considerarse como fi- nes en si, o simplemente como indicadores [...] (Gideonse, 1969). Aquí se configura una dificultad conceptual difícil de solucionar para los conductistas. Pues si el objetivo instruccional es apenas un indica- dor del fin propiamente educativo, tendrían que suministrar a los estudiantes un listado completo de los indicadores que permitieran dar por cum- plido el fin. Por ejemplo, si el fin fuera "apren- der a apreciar la música clásica", los indicadores tales como: 1. El estudiante escuchará diariamente por lo menos una hora de música clásica por la radio. 2. El estudiante atenderá en absoluto recogi- miento la clase de apreciación. 3. El estudiante comprará todos los CD de losdirectores de música clásicaX, Y y Z... (...)Y una lista de indicadores por el estilo, de nunca acabar. La lista nunca será exhaustiva, como para que nos garantizara que el alumno ya alcanzó el objetivo educativo. Pero si decimos que el objetivo educativo co- incide con la suma de las conductas especifica- das en los objetivos instruccionales, lo más se- guro es que aunque los estudiantes los cumplie- ran todos, permanecería todavía la duda acerca de su capacidad para apreciar la música. La contradicción conductista surge de su des- conocimiento de la interioridad del aprendiz que se reestructura y cambia también desde adentro, y de su atribución directa de la finalidad educa- tiva a la meraconductaexterior.Sudualismoana- crónico lo conduce a enfatizar una de las polari- dades, la externa, y a negar la interioridad del sujeto aprendiz. Mientras tanto, una nueva concepción edu- cativa más comprensiva, la cognitiva, aproxima lo interno y lo externo a través de la acción que el aprendiz ejerce sobre el mundo que lo rodea y sobre sí mismo, y en el mismo movimiento uni- tario cambia el entorno y se cambia a sí mismo en la medida en que percibe al mundo de mane- ra diferente. En la perspectiva cognitiva también seevalúa (yenalgunoscasoslaevaluaciónpue- de incluso ser cuantitativa) pero los indicadores de logro no son un "muestreo" del dominio de aprendizaje que se pretende evaluar. En la pers- pectiva cognitiva, un indicador de logro es una señal reveladora del nivel de comprensión y tipo de razonamiento que va alcanzando el alumno sobre un tema o disciplina particular objeto de la enseñanza. El indicador de logro puede ser apreciado y evaluado por el profesor cognitivo cuando ha categorizado previamente los pasos y tipos de nuevos aprendizajes que pueden ocurrirle al alumno durante el proceso de reelaboración de EVALUACIONDOSSIER Rafael Flórez Ochoa / Autorregulación, Metacognición y Evaluación 11 A C C I O N P E D A G Ó G I C A, Vol. 9, Nos. 1 y 2 / 2000 algún tema.Aunque algunos de los aprendizajes de iniciación puedan ser de códigos y definicio- nes arbitrarias que requiere de aprendizajes reproductivos, el énfasis cognitivo estará puesto en los aprendizajes que implican comprensión y generación de nuevos sentidos, y desarrollo de habilidades para pensar el tema de la materia objeto de enseñanza y aprendizaje. Ahora bien, cuando los indicadores de logro cognitivo bien formulados no satisfacen en la práctica ni al alumno ni al profesor habría que retroceder a observar la manera como el estu- diante está aplicando las estrategias metacog- nitivasgeneralesyespecíficasdeautorregulación a su propio proceso de aprendizaje para que las active y utilice eficientemente. Y si, una vez co- rregida la actividad autorregulatoria, continúa la falla cognitiva en la reconstrucción del tema o en la solución del problema, el profesor podría revisar su sistema de enseñanza y aplicarlo a las condiciones específicas de cada alumno en par- ticular, otorgándole la ayuda imprescindible para que éste retome la iniciativa y continúe su pro- pio proceso de aprendizaje. He aquí una manera social-cognitiva de evaluar, en la que el criterio evaluativo de referencia no son los demás alum- nos ni el dominio de un universo de conocimien- tos, sino el propio progreso, el autodesarrollo, el proceso y ritmo de cambio conceptual de cada alumno a medida que avanza pensando y apro- piándose de las disciplinas objeto de enseñanza, es decir, una evaluación de referente personal Por el contrario, cuando el objetivo de la eva- luación es discriminar y ordenar, de mayor a menor el puntaje de los estudiantes de un grupo, dominen o no el contenido de la materia, nos es- tamos refiriendo a un tipo de evaluación deno- minada evaluación según norma, en la que la norma de evaluación es el desempeño del gru- po. Un alumno, a pesar de saber el tema, podría quedar de último y obtener la peor calificación cuando los demás estuvieran en ventaja sobre él por una mínima diferencia estadística en la co- rrección de sus respuestas. Mientras que se llama evaluación según cri- terio a aquella evaluación que compara el des- empeño o la respuesta del estudiante con los ob- jetivos de aprendizaje. Si hay congruencia entre lasrespuestasemitidasporelestudianteyelcon- tenido de la materia evaluada, la evaluación será positiva, no importa cómo le vaya al grupo. Naturalmente, el examen del profesor tratará de tener validez de contenido, es decir, que las preguntas del examen "representen" la totalidad del contenido de la materia evaluada, sean una "muestra" representativa del universo evaluado. Si el profesor cognitivo lograra superar la práctica conductista común que ha caracteriza- do la "evaluación según criterio" por la cual los exámenes se reducen a un muestreo estadístico, no estratificado del universo de los conocimien- tos y conductas esperadas de la materia, podría, desde su perspectiva cognitiva, planear y reali- zar también evaluaciones "según criterio" siem- pre y cuando estratifique el contenido de la ma- teria según el tipo de razonamiento y de habili- dades de pensamiento requeridas para cada tema de aprendizaje y asignara mayor ponderación en la prueba a los aprendizajes más complejos, su- puesto que la finalidadeducativa no es calificar, sino formar pensadores competentes desde la materia que se les enseña, identificando las cau- sas de las dificultades observadas en cada alum- no para planear mejor la enseñanza, dosifi- cándoles ayudas oportunamente en cada momen- to, según la necesidad de cada alumno de poten- ciar la utilización de sus procedimientos auto- rregulatorios. EVALUACION DOSSIER Rafael Flórez Ochoa / Autorregulación, Metacognición y Evaluación Brown, A. (1987). Metacognition, excutive control, self- regulation and other mysterious mechanisms. Erlbaum: Hillsdale. Dewey, J. (1989). Cómo pensamos. Barcelona: Paidos. Flórez, R. (1982). El pensamiento pedagógico de los maes- tros de Medellín. Medellín: Universidad de Antioquia. Flórez, R. (1988). La pedagogía en la educación privada de Medellín. Medellín: Universidad de Antioquia. Gideonse, H. (1969). Behavioral objectives. Science Teacher, (36), 51-54. Piaget, J. (1969). Psicología del niño. Madrid: Morata. Resnick y Klopfer (1997). Currículo y Cognición. Buenos Aires: Aiqué Marti, E. (1995). Metacognición: entre la fascinación y el desencanto. Infancia y Aprendizaje, (72) 23-29. San Martí y Jorba. (1995). Autorregulación de los procesos de aprendizaje y construcción de conocimientos. Alam- bique, 4.